El bosnio Marinko Krtalic en plena ayuda defensiva, la labor coral en este aspecto explica la serie abierta de cinco victorias | Gemma Andreu

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La escalada que el Bàsquet Menorca ha protagonizado en las últimas cinco jornadas -con otras tantas victorias- hasta alcanzar el tercer puesto de la clasificación se entiende desde la mejora en la protección de la canasta propia y el dominio de otro apartado estadístico clave como es el rebote. La apuesta del entrenador Oriol Pagès, a partir del encuentro frente al Sant Josep, de situar en pista con mayor asiduidad y al alimón al trío Jan Orfila, Andreu Matalí y Biel Torres ha paliado otras carencias detectadas y explotadas por los rivales y ha multiplicado el potencial competitivo del equipo menorquín.

En los últimos cinco partidos, el Bàsquet Menorca ha reducido en más de 15 puntos la media encajada hasta entonces y apenas ha recibido 61 puntos por juego; en las seis primeras jornadas, con un balance victorias-derrotas negativo (2-4), el equipo aceptaba 76,6 puntos por cita. En ataque, sin embargo, apenas ha habido oscilación y si en el primer tramo el Bàsquet Menorca anotaba una media de 72,3 puntos, la versión corregida, mejorada y ganadora del conjunto morador de Bintaufa registra 72,8 por jornada, apenas medio punto más.

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