A la hora de atacar el aro, Mirotic fue más vertical y efectivo que en citas anteriores | Gemma Andreu

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Balsa Mirotic superó el domingo sus topes estadísticos en la corta trayectoria que le une al Menorca Talaiòtica Sant Lluís. Su explosión tardía resultó también fallida en tanto que el objetivo primario del equipo, la victoria, fue negado de nuevo, en esta ocasión frente a un Sant Nicolau que solucionó el partido a su favor con relativa facilidad (54-63) cuando más se le había complicado (52-55, a 3'15" del final).

La producción del ala-pívot nacido en Cetnije (Montenegro) rebasó con creces cualquier aportación anterior. Mirotic firmó un doble-doble, dobles dígitos en puntos (19) y rebotes (11), a los que añadió una recuperación y 8 faltas recibidas, para totalizar 28 puntos de valoración. Una cantidad que le sitúa como el mejor de la jornada en el grupo C-A, junto a Jaume Solans (20+8) de El Masnou.

El joven jugador, de 18 años, debutó con el equipo de Xavi Carreras el 15 de noviembre en Ses Canaletes frente al Sants (62-81), con dos puntos y tres rebotes. En los siete partidos anteriores al del domingo, el tope anotador de Mirotic estaba en 8 puntos (Arenys) y su límite reboteador quedaba fijado los 5 balones atrapados frente al Quart.

El balcánico, que ante el Sant Nicolau superó los 35 minutos en pista, tenía una media de 3 puntos y 3 rebotes en poco menos de 14 minutos. Guarismos alejados de su última actuación, producto de un perfil más agresivo en su juego, en ambas zonas. Mirotic fue mucho más vertical y efectivo a la hora de atacar la canasta rival. La mayoría de situaciones ofensivas las culminó en penetraciones de izquierda y su acierto desde la línea de los 4,60 fue notable (9/11).

La adaptación a la Isla, al Sant Lluís y a la categoría ha resultado una travesía del desierto para el jugador. Primero por la barrera idiomática, apenas balbuceaba un par de vocablos en castellano e inglés; por las trabas burocráticas que retrasaron dos meses su debut en EBA, aunque manifestara diario su deseo de jugar en Menorca;  y su dificultad por respetar las jugadas de la pizarra del entrenador.

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