El directivo del club de Alaior, Miquel Sintes, fue quien expuso las líneas maestras del plan en el referido cónclave, y si bien este no alcanzó un 'quorum' pleno entre los equipos menorquines que actualmente integran la EBA Balear, sí dispuso una acogida más que aceptable. La Salle, Alcázar y Sant Lluís comulgan con el modelo –cada uno con sus matices–, Es Castell –que vio descartada por la mayoría su propuesta de instaurar una liga en exclusiva menorquina– también considera que, dentro de las circunstancias, no es mala opción, y el Ferreries, por su parte, ni la desecha ni la respalda, pero entiende que la cuestión económica impera, y esta es más gravosa en un escenario balear que no menorquín. Su preferencia vira hacia un torneo que aglutine a todos los clubes locales, incluidos Boscos y Ciutadella.
Los dirigentes, abundando en su análisis, consideran «positivo» que el plan del Jovent no 'olvide' a los más débiles para la segunda fase, por lo que todos afrontarían una temporada de idéntica duración, y existió también pluralidad en que la caótica situación sufrida por el Sant Lluís tras vencer la liga anterior no debe repetirse –los de Ses Canaletes no empezarán a disputar partidos 'de verdad' hasta febrero, una vez incursionen en el sector valenciano-murciano. «La competición debe iniciar sabiendo el premio que tendrá a su conclusión el equipo campeón», exponen los dirigentes, cuya mayoría aboga por «recuperar» un espacio en el grupo catalán de EBA, por una cuestión logística, económica y de interés del aficionado, aún sabiendo de la dificultad de ello –los clubes catalanes no casan con esa idea. Al margen, La Salle, Jovent y Alcázar evocan a lo «mucho que costó conseguir que el Govern subvencionara los desplazamientos interislas. No debemos dejar perder eso, y si formamos una liga menorquina, se perdería».
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