Las séniors del CB Ciutadella esperan la hora para iniciar un entrenamiento más en el Pavelló Municipal. Saben que el sábado no tienen partido, pero no por ello dejan de prepararse con la máxima ilusión.

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La idea surgió a mediados de la temporada pasada cuando un grupo de madres lo propuso al Club Bàsquet Ciutadella. Y aquí están. Son las 'chicas de oro' del CB Ciutadella, un colectivo de unas 15 mamás de jugadores que se reúnen cada martes y jueves en el Pavelló para entrenar a las órdenes de Jordi Capó. Sin ningún afán de hacerse ver, ni de competir. «Los objetivos, divertirse, hacer actividad física, volver a practicar el basket para algunas y para otras aprender más del deporte que practican sus hijos. Cada fin de semana los veían jugar y algunas no entendían muy bien ni las normas ni lo que pasaba en la pista», explica a «Es Diari» su monitor. La directiva lo organizó y se puso en marcha, con la ilusión de chavalas de diez años y la satisfacción del CBC. Un grupo en el que algunas son jóvenes y todavía podrían estar jugando, aunque en realidad esta actividad está pensada para dar cabida a todas, «y nadie debe dejar de probarlo por la edad. Ser joven o no no es relevante y el límite lo ponen las ganas», asegura Capó de un 'equipo' en el que «alguna sí había jugado y no lo hace nada mal. Otras nunca habían tocado un balón ni practicado ningún deporte».

En cuanto al entrenamiento en sí, con tanta variedad de edad y calidad, detalla Capó que dedican una primera parte a «cuidar el cuerpo: correr, estirar, fuerza y tonificación. El resto a enseñar o recordar los principios técnicos básicos: bote, tiro, pase, entradas a canasta... Todo ello pensado para que cada una de las jugadoras trabaje a su nivel», dice.

Ganas que no falten
«Normalmente se comportan muy bien, aunque como todos tienen días mejores y peores. Los días que vienen con más ganas de charlar y divertirse que de correr se respeta y trabajan a un ritmo más adecuado a sus ánimos. A muchos entrenadores les gustaría llevar un grupo con la fuerza de voluntad, la implicación y el esfuerzo que demuestran estas jugadoras», explica orgulloso de un grupo del que su progresión ha sido «increíble, especialmente la de las que no habían jugado nunca. Los primeros días fueron un poco caóticos pero han mejorado mucho, lo ven y quieren seguir aprendiendo».

La decisión clara e irrevocable es que la prioridad no es competir. «Si alguna a nivel personal tiene inquietud por hacerlo, desde el club se le facilitaría, independientemente de lo anterior». Y lamenta Capó, como todos, la situación actual del baloncesto senior: «En masculino es precaria sí, pero parece que nadie asume que la categoría femenina atraviesa una situación mucho más delicada porque sencillamente no existe para casi nadie», lamenta en voz alta.