El jugador menorquín, insignia indiscutible del deporte insular a partir de una trayectoria y palmarés sin parangón, ha sido, por tanto, partícipe del batacazo insospechado que ha dejado al combinado nacional fuera de la lucha por las medallas cuando su meta era el oro o la plata en una final soñada frente a los Estados Unidos. El miércoles, ante Francia, sucedió una de las mayores decepciones en la historia del deporte español porque España quedó fuera de su mundial por la puerta de atrás.
Sergio Llull, acomodado cada vez más a la posición de escolta, ha tenido un protagonismo relativo en el equipo de Orenga en cuanto a destellos estelares aunque sus intangibles hayan permanecido inmunes. Son aquellos que le encasillan como buen defensor, enérgico en sus acciones y poseedor de la intensidad que precisa el grupo en momentos determinados.
El seleccionador ha contado con Llull como sexto jugador de la constelación de figuras a su cargo. Solo los hermanos Gasol, Juan Carlos Navarro, Rudy Fernández y Ricki Rubio han jugado más minutos que el menorquín, prácticamente a la par con el base catalán (20,9 por 20,4 minutos por encuentro).
Llull ha convertido 5,6 puntos por sesión con unos porcentajes discretos, en una Selección que ha vivido fundamentalmente de la aportación de Pau Gasol (20 pp).
El mejor partido del mahonés fue, curiosamente ante Francia en la primera fase, cuando duplicó su anotación regular (10).
Con dos medallas oros en el Eurobasket de Polonia (2009) y Lituania (2011), bronce en el de Eslovenia (2013) y una plata en los Juegos Olímpicos de Londres (2012), Llull, que cumplirá 27 años el 15 de noviembre, todavía debe tener al menos una oportunidad más de pelear por ese entorchado mundial aunque será difícil que coincida con un grupo tan talentoso como el que ha fracasado en Madrid.
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... Como siempre, el periodismo deportivo español menospreciando al contrario. En este partido han jugado dos equipos, y el resultado no es tanto la derrota de la roja, como la victoria de Francia, recordémoslo. Veamos si puede llegar a desbancar otro equipo europeo a los estadounidenses en la final, y olvidemos el mal trago apoyándolo. Maduremos de una vez...