El final de una leyenda

Reynés, con cuya vuelta a las pistas para la temporada anterior en Primera Balear después de siete años sin jugar se exhibió y mostró como uno de los jugadores más dominantes de la competición acaudillando a La Salle hasta el subcampeonato autonómico –a sus 45 años de edad, cual Dino Meneghin–, asegura que «no hay motivos concretos» para explicar su decisión.

«Empecé el año pasado debido a la difícil situación en que se encontraba el club, me enganché y tal... pero ya está, tampoco voy a eternizarme. De lo contrario, el año que viene volvería a estar igual», razona Reynés, un consumado triatleta desde hace algún tiempo, lo que precisamente le valió para manejarse en un estado de forma envidiable durante la campaña previa, «lo que también demuestra que la liga balear no tuvo demasiado nivel. No fue una gran competición, aunque la verdad es que me lo pasé muy bien», abunda el mahonés.

En cualquier caso, Reynés rechaza referir a su determinación como una auténtico retiro, pues considera que éste «se produjo en 2006; lo del año pasado fue echar una mano al club». El base, uno de los mejores jugadores nunca surgidos en la latitud balear, con pasado ACB en Gran Canaria y Menorca, subraya además que «siempre» estará a disposición de La Salle –que ya conoce su decisión de no renovar como jugador–.

«Hablé con Carre, el presidente, y ya sabe que no seguiré, como también le trasladé que estoy a disposición de La Salle para lo que que quieran», expone Reynés, que de un modo u otro, siempre estará «vinculado a La Salle». Como no podía ser de otro modo en su caso, el de un jugador legendario.