TW
0

El deporte es, sin lugar a dudas, la mejor escuela de la vida. Tiene sus historias con final feliz y otras que quizás no lo parecen tanto, a priori. Los gemelos de Alaior, Ruben y Marco Saiz Colon están experimentando en Inglaterra y en primera persona una de esas lecciones que les servirá para toda la vida. Y gracias al balonceto. O no. Juzguen.

Los dos ex jugadores del CB Jovent de Alaior se marcharon hace unos años a vivir a Lleida, donde cursaron INEF. Marco, base, y Ruben, escolta o alero, saborearon las mieles de la EBA y de la LEB Bronce con el equipo alaiorense antes de afrontar una nueva aventura académica que ligaron con la cancha en las filas de Tárrega, al que subieron en su primera temporada de Primera Catalana a Copa Catalunya. Entonces, Rubén fichó por el Lleida, en EBA.

Pero la Universidad concluyó y visto que el trabajo no anda como gustaría probaron suerte en Inglaterra. «Nos escribimos durante mucho tiempo por mail con la academia Oaklands Wolves de Saint Albans, de la cuarta división, y nos ofrecieron jugar en el primer equipo y entrenar a varios conjuntos de la cantera a cambio de unas 600 libras al mes y alojamiento», explica Ruben, que matiza: «Nos pidieron que volásemos cuanto antes hacia allí porque llevaban tres semanas de pretemporada y no dudamos».

La historia se fue complicando al llegar. Los hermanos Sáiz tenían una conocida en Saint Albans que les brindó su hogar en las primeras semanas. «Los entrenamientos son más duros que en España, entrenamos dos o tres veces al día cuatro días a la semana», explican, y añaden «la primera sesión es antes de que empiecen las clases y dividen el equipo en dos grupos para hacer gimnasio y técnica individual, luego clases y entreno a las 13, comer y luego otra vez a las 17 horas puliendo aspectos técnicos tácticos para los partidos».

«Era una locura que posiblemente con diez años menos lo hubiésemos aguantado y lo hubiésemos considerado lo mejor que hemos hecho, pero ahora, con 26, lo vemos distinto», valoran los Saiz. Las semanas fueron pasando y el 'alojamiento gratuito' prometido no llegaba. Lo de entrenar... 20 libras la hora para trabajar con niños de entre 8 y 10 años pero a cargo de cada escuela donde ejercían. La ilusión tornó desconfianza y tanto Marco como Ruben querían pisar tierra firme, aparcando los castillos en el aire.

«Saint Albans es una de las ciudades más caras del Reino Unido, quizás porque está a media hora de Londres, pero los pisos más baratos que encontramos eran de una habitación, un cuarto de baño, un salón pequeño, con suerte, y cocina, todo ello sin amueblar y por 700 libras al mes, sin contar las facturas», valora Ruben. «¡Si por 834 euros al mes mi hermano y yo vivíamos como reyes en Lleida!».

El baloncesto, a un lado
Los hermanos, empujados por la situación, tomaron una decisión muy madura. Aparcar la idea del baloncesto y buscar trabajo. En su primer día repartiendo currículums, causaron muy buena impresión en 'Sopwell House Hotel', donde les reclamaron al día siguiente. Pasaron un sin fin de entrevistas pero lograron el puesto de «consierge en un hotel muy 'posh', elegante, al que siempre hay que ir muy bien arreglado y cuidando todos los detalles».

Los gemelos están aprendiendo inglés de la forma más eficaz, charlando cada día con clientes, y el hotel les ha proporcionado una vivienda sencilla en un bloque de pisos cercano por el que pagan 200 libras cada uno. «El director nos pide que cuidemos cada detalle con el cliente y que siempre les atendamos con una sonrisa y eso, afortunadamente, nos sale sin querer», concluyen. Tienen lo básico para sobrevivir hasta junio, cuando tiene pensado volver, mientras van aprendiendo inglés y viven una experiencia que jamár imaginaron gracias al baloncesto. O no. Juzguen.