La 'sonrisa naranja' ha vuelto al rostro del deporte de la canasta insular. El nuevo escenario que se ha planteado tras una histórica época de convivencia en la zona noble estatal (ACB, LEB Oro, Plata y Bronce, EBA) no ha dejado indiferente a nadie.
El primer partido de la pretemporada, que cruzó al CCE Sant Lluís y al CB La Salle Mahón de Primera División Nacional en el I Trofeu Festes de Sant Lluís, generó interés en unos doscientes aficionados que prácticamente llenaron la grada del polideportivo Ses Canaletes de la localidad santlluïsera.
Dos proyectos diferentes, dos propuestas atractivas. Sacar conclusiones es perder el tiempo. El Sant Lluís ha pisado la pista una vez antes de esta cita. La Salle, tres. El nuevo escenario cestista insular depara nuevos referentes, diferentes inquietudes. Pero, en definitiva, un espacio abierto a las generaciones que suben desde las categorías de formación.
El Sant Lluís, que cumplirá la decimocuarta temporada en la categoría en los últimos quince años, es un proyecto continuista, aderezado del talento de Pitu Jiménez, Dani García y Jan Orfila, que las respectivas coyunturas han permitido aterrizar en el club sanluisense.
La Salle ha tirado por un formato de impacto tanto interno como externo. Los júnior y los sénior de primer año valoran sobremanera crecer al amparo de la experiencia de los Tisi Reynés, Francesc Sabaté, Antón Soler, Fonso Toral , Paco Barber, Gerard Fanals...
Ayer Pitu Jiménez exhibió sus dotes de mando para disfrutar, sin más, de este deporte, a la búsqueda de asociaciones con sus nuevos compañeros; Paco Barber recuperó su juego al poste bajo y los certero tiros frontales a tablero (en tiro libre o triple); Jan Orfila, aún recuperándose de la lesión que se produjo con la selección balear, expresa en cada situación sobre el parquet que su vuelta a empezar será en positivo; Gerard Fanals no paró de hablar con los más jóvenes, consejo tras consejo, para explicarles que el error es la antesala del acierto; Tisi Reynés levantó de nuevo a sus aficionados con las penetraciones marca de la casa; y Dani García expuso cual es la verdadera esencia de este deporte, que en parte ha importado de su última aventura en Senegal, y jugó el último cuarto tras salir de su ocupación laboral. Ejemplo de compromiso e inquietud por este deporte.
Pruebas, las justas. Más bien físicas. El Sant Lluís pisó una vez la cancha antes de este partido; La Salle, apenas tres. Administrar los recursos, gestionar las fuerzas, algunos sentirse jugadores de nuevo. Algún concepto defensivo, un apunte en ataque.
Simplemente, para volver a abrir las puertas del baloncesto menorquín.
El resultado, intrascendente a estas alturas del calendario estival, fue de 55-48. Sergio Muñoz se fue a los 15 puntos; Paco Barber 12 y Tisi Reynés 11. Datos anecdóticos de un esbozo de lo que está por venir.
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