Mejores. El Menorca Bàsquet fue mejor que su rival, a pesar del buen partido de Starosta - iban aguinaga

TW
0

El Menorca Bàsquet ganó y se gustó ayer en Navarra (68-75). Los hombres de Josep Maria Berrocal lidiaron con el peor mihura de la temporada, el Grupo Iruña, un equipo que se había impuesto holgadamente en las dos ocasiones previas y con un triunfo apurado, tras dejar escapar una ventaja de 13 puntos a favor, no solo dio el primer paso en semifinales sino que además dio la vuelta al factor cancha y ahora tiene la posibilidad de resolver en el Pavelló Menorca.

La inmensa figura de Oliver Arteaga elevó a los insulares, más efectivo en ataque que en defensa, ya que su par, Starosta, se marchó cómodamente a los 17 puntos y diez rebotes.

Arrancó con fuerza los locales, recuperando un balón Rakocevic para un 4-0 en el primer minuto, pero el Menorca templó y mandó, con rebote ofensivo y acierto en la línea exterior. Tres triplazos en dos minutos de Jiménez, Bas y Navarro firmaban un 0-9 que daba +5 de margen a los de Berrocal.

La labor de Starosta bajo los tableros daba la vuelta 10-9 a cuatro minutos de la bocina aprovechando ciertas prisas en el ataque insular. Empezó a destacar entonces la inmensa figura de Arteaga y Berrocal daba la batuta a Dani Pérez. Un '2+1' de Sanz devolvía la ventaja a los locales (13-12). Iruña cerraba bien las líneas de pase del Menorca, pero Arteaga se imponía a Starosta en su lucha particular.

Pérez y Matalí marcaban las diferencias para un Menorca que se escapaba (13-18), justo antes de cerrar el primer acto con un 14-18 merced a un tiro libre de Rakocevic.

Berrocal insistía mucho en la defensa sobre Starosta y su media vuelta. El ataque menorquín se atascó en un segundo acto más defensivo por banda y banda, negados los locales en los triples, con Andreu Matalí como inesperada solución ofensiva (16-25 y tiempo muerto de Jareño). Coppenrath lograba una máxima de once, pero una antideportiva polémica a Matalí daba aire a los locales.

Los colegiados tomaron una serie de decisiones erráticas, hasta un acierto de Blanch desde 6,75 para una máxima de 12 (20-32). Llegaron mejores minutos de Menorca, con un canastón de Blanch a aro pasado ubicando un 21-36 y un triple de Morentin para dar 16 de diferencia (23-39). Al final, trece de renta y las mejores perspectivas llegados al descanso.

Tras la reanudación, lo intentaron todo los locales, pero el saber estar menorquín en dirección, forzando la tercera de Sanz, mantuvieron las distancias. Arteaga también llegaba a tres personales y Starosta lo aprovechaba para poner a su equipo a diez. Apretaba Anaitasuna y un triple de Jorge García con fortuna ponía el 36-43. La defensa local se aplicaba pero en ataque el Navarra se empeñaban en recortar con triples, la mayoría errados.

El nerviosismo campaba, con los de Jareño encorajinados ante un Menorca que sabía contemporizar. Cuestión de talento.

Un triple de Savitski ponía un 44-51 a menos de dos minutos, pero Otegui calmaba a los navarros con un canastón entre cuatro rivales que, unido a otra jugada estratosférica de Arteaga subía el +7, 48-55 y servía para aguantar el chaparrón.

Malas noticias en el arranque del último cuarto. Dos triples seguidos de Uriz y Narros, acompañados de la cuarta falta de Arteaga suponían el 54-58. Tiempo de Berrocal a ocho del final y cortas rentas insulares en un ambiente electrizante. A 5:40, tiempo local con un 56-62 y Jiménez llevando la manija con maestría.

Un triple de Langford ponía un agónico 61-62 a 3:20. Berrocal detenía el partido y Starosta igualaba el duelo. Entonces, llegó la calma. Navarro hizo lo que mejor sabe hacer, jugarse el tiro ganador y un triple suyo significó el 62-67 a poco más de un minuto.

El equipo de Jareño apretaba los dientes, pero la veteranía es un grado, y más en manos de Jiménez, anotando tiros libres como si estuviera en una sesión de entrenamiento. El Menorca no falló en el carrusel de faltas y recibió, como recompensa, el preciado tesoro del factor cancha.