La resignación, el peor síntoma

Puesta sobre la mesa la realidad del equipo y asumido el grado extremo de dificultad, no es menos cierto que quedan por delante 13 partidos de Liga, que el deporte concede segundas oportunidades porque la lógica no siempre se cumple, y que hay un rival, el Manresa, que aún está a tiro, tiene un calendario tan difícil o más que el de los menorquinistas –ha de jugar 7 partidos fuera, uno más que el Menorca–, y todavía debe visitar el Pavelló de Bintaufa. Caer en la resignación, por tanto, sería el peor síntoma de aquí en adelante.

Así, el Assignia Manresa se ha convertido en la nueva diana del Menorca Bàsquet, su objetivo principal de aquí al final del campeonato regular en la difícil empresa que persigue la permanencia en la ACB.

Ese equipo, el Manresa, capaz de apalizar al mermado DKV Joventut el pasado domingo, es el nuevo objetivo menorquinista por más que éste deba ponerse entre ceja y ceja disputar cada partido con la máxima intensidad y prescindir de la clasificación para evitar el pesimismo.

El Menorca ha competido en la práctica totalidad de partidos, e incluso hizo méritos para adjudicarse el fundamental ante el Alicante si los árbitros hubieran cobrado la clara falta a Ciorciari en la última posesión antes de la prórroga.

Cierto es, sin embargo, que su falta de calidad le ha impedido rematarlos cuando ha tenido la oportunidad de hacerlo. La llegada de Sanders, su explosividad, buena actitud defensiva y capacidad anotadora cuando tenga la racha, deben permitir al equipo elevar sus prestaciones para salir de esta dinámica de un solo triunfo en 11 partidos.

El próximo envite es en Málaga, el rival de los considerados grandes que mejor se le ha dado al Menorca en sus cuatro años anteriores en ACB. Allí ha ganado en dos de sus cuatro visitas.