Faltó nada. Apenas un acierto más en la defensa primorosa planteada por Paco Olmos, y que hubiese entrado el último tiro de Victor para que el Menorca se hubiese abrazado a la gloria, a la enorme satisfacción que produce tumbar a un grande. Al final imperó el físico de un Unicaja Málaga que sólo a partir de su fortaleza y profundidad de banquillo con las continuas rotaciones ordenadas por Aíto desde el mismo inicio del juego, respiró con un triunfo que mereció menos que el combinado menorquinista. Por el cuadro local hizo exactamente lo que tenía que hacer, es decir, rebotear y defender para llevar el partido a un tanteo corto. No desfalleció y tuvo su opción, lo que ante el tamaño del rival, resulta de lo más meritorio.
De salida marcó terreno el Menorca a hombros de Radenovic, que convirtió las tres primeras canastas. Freeland no podía con el serbio y la defensa alternativa local detenía los ataques andaluces que morían en sus triples errados. A Aíto no le había gustado la disposición inicial de los suyos y, rápido, permutó el quinteto inicial salvo a Berni Álvarez. Con Blakney por Barrera en la dirección, el Unicaja dio más sentido a su juego y tomó el mando (8-12 a 2'16 del final del acto).
Los balones interiores de Ciorciari a Donaldson y Caio, a quien Olmos había puesto en cancha por Radenovic, no tenían un buen final. A los malagueños les habían comenzado a entrar los triples y con cuatro de ellos conseguían parar el partido 6 puntos arriba (12-18).
La situación empeoró para el Menorca al inicio del segundo acto (12-20). Pero desde la tensión defensiva que volvió a secar el perímetro malagueño, el equipo de Olmos recobró el pulso para pelear el partido a pesar del buen trabajo atrás de Printezis que anulaba la producción ofensiva de Donaldson. Cinco puntos de un inspirado Servera ante el club que posee sus derechos, y un triple de Huertas pusieron a los mahoneses por delante (26-25) tras un parcial de 11-3 a dos minutos del final del cuarto. Radenovic erró dos tiros libres y Unicaja, que continuaba con sus constantes rotaciones, sacaba petróleo de un triple de Barrera más un último rebote ofensivo para irse al descanso cinco (26-31).
Un parcial de 5-0 devolvía el equilibrio al partido para un Menorca meritoriamente combativo (31-31). Huertas se gustaba y Donaldson era un coloso en el rebote ofensivo. Tras sucesivos empates en el luminoso, Aíto ordenó presión en toda la cancha, y un triple de Berni Álvarez fue el inicio del ataque frontal del Unicaja. Entre el escolta internacional y un Saúl Blanco finalizador, el cuadro andaluz arrancó un 0-9 (37-46) letal. Olmos sentó a Ciorciari y sacó del ostracismo a Diego Sánchez para tratar de sujetar a Blanco. Fue mano de santo el cambio porque el Menorca detuvo el avance visitante y el partido entró en el último cuarto con 7 puntos de renta para el Unicaja (43-50).
Aún le quedaba una bala al cuadro mahonés y a punto estuvo de aprovecharla en el último cuarto. Donaldson halló hueco bajo el aro contrario y cuatro puntos suyos unidos a dos triples de un redivivo Diego Sánchez catapultaron al Menorca hacia un parcial de 14-4 que hizo temblar al Pavelló (57-54). Olmos había alternado con sus interiores mientras Aíto, desesperado, jugaba con dos bases, Freire y Blakney, en pista.
Faltaban dos minutos para el final y dos errores atrás valieron cuatro puntos al Unicaja (57-58) en el último minuto. Saúl Blanco erró el lanzamiento para sentenciar, y con tres segundos por jugar, tras falta a Ciorciari, por lo que no hubo tiros libres –Unicaja sólo había cometido una en todo el último cuarto–Victor hizo el último lanzamiento pero éste no entró. Aíto respiró y el Menorca abandonó apesadumbrado la pista en medio de la sonora ovación de su gente.
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