Sabaté. El alero catalán fue uno de los destacados del equipo - Archivo

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Llegó la EBA a Maó con sabor a buen baloncesto. Fue el debut del Alcázar en esta categoría, aderezado con un partidazo y un gran triunfo (86-79), incluso un tanto sorprendente ante el poderoso Llíria.

Después de la derrota en la primera jornada en su visita a Palma, el Alcázar necesitaba una victoria en el estreno oficial ante su afición. El Llíria no parecía el rival más adecuado para conseguirlo, ya que venía de ganar en su feudo y con la vitola de ser uno de los candidatos a luchar por el ascenso.

Ya en los primeros minutos de juego el Llíria quería marcar su terreno con un acertadísimo Josemi García que perforaba desde el perímetro la canasta alcazareña ( 6 de 7 en triples en la primera parte ), y un Alfons que hacía valer sus 2'12 metros en la zona capturando rebotes y dejando sin segundas opciones a los hombres de Arbalejo. Así en el minuto cinco de partido el electrónico marcaba un parcial de 6-18 y provocaba el primer tiempo muerto del equipo local.

Arbalejo movía ficha y comenzaba con las rotaciones

El Alcázar parecía ir metiéndose poco a poco en el partido. Aún así el primer cuarto acababa con un contundente 12-26 para el equipo valenciano.

En el segundo tramo el Alcázar ajustaba su defensa y marcaba una zona presionando a Josemi García, un auténtico bombardero al que parece que le entra todo. El equipo rojillo movía más y mejor el balón, mejoraba en sus transiciones defensivas y Armando Àlvarez aportaba lucha, puntos y rebotes en la zona. La dinámica ya había cambiado. Al descanso los mahoneses estaban todavía 10 puntos por debajo (35-45).

Un enchufado Dani García aportaba velocidad y puntos en el juego del Alcázar al tiempo que Sabaté empezaba a romper la zona del Llíria con rápidas penetraciones, Dani Piedra, a castigar desde el perímetro y Armando seguía sumando rebotes y puntos en un auténtico trabajo de equipo.

En frente un Llíria que se hundía físicamente ante la gran defensa del Alcázar y buscaba balones interiores a Alfons para intentar no irse del partido. El Alcázar conseguía anotarse la tercera manga con claridad y equilibraba definitivamente el marcador.

Se llega al último y definitivo cuarto con un engañoso 61-61 ya que la inercia y la dinámica del tercer cuarto apuntaba al equipo que se llevaría la victoria.

El Alcázar se lo creyó, no sufrió de pánico escénico y siguió a lo suyo animado por su numerosa afición y haciendo un juego coral en el que entendió el baloncesto como lo que es un deporte realmente de equipo. Arbalejo supo mover a sus hombres, no bajaron intensidad pse a que dos minutos sin anotar devolvió el equilibrio al choque (71-70) a falta de 4 para el final, pero un triple de Piedra y otro de García más una canasta de Álvarez dieron una renta de 9 puntos a los rojillos aunque ya fue insalvable para los valencianos. Sólo acciones individuales de los jugadores del Llíria hicieron que la victoria no fuera aún más abultada tras el 25-18 final que dejaba el marcador en un ilusionante 86-79.