En la pantalla. Javier Imbroda ante la pantalla del ordenador que incluye la noticia de su fichaje por el ViveMenorca

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M.J. Urbano - S. Gascón Maó
Dieciocho días es el tiempo transcurrido desde que Javier Imbroda (Melilla, 1961) abandonara la Rosaleda, lugar emblemático de Málaga, para acomodarse en otro punto del Mediterráneo, Menorca. En esas menos de tres semanas, el que fuera seleccionador nacional con bien ganada fama de sicólogo, ha sentado a la plantilla del ViveMenorca en el diván y espera que esa terapia comience a surtir efecto el próximo domingo en Zaragoza. Imbroda, pausado fumador de habanos, de verbo fácil y envolvente, es el mismo que trasladó a un equipo colegial, el Maristas de Málaga, a la élite del baloncesto nacional. Otro club de origen escolar precisa ahora de su sapiencia para mantenerse en tan selecta categoría.

- ¿Qué sabía usted de Menorca?
- Además de venir con el Valladolid, había dado algún clinic y estuve en un campeonato de España juvenil con Mayoristas. Menorca siempre me ha recordado mucho Melilla, un sitio muy tranquilo, familiar, todo a mano, con calidad de vida espléndida.

- En Melilla se debía saber poco o nada de Menorca hasta su llegada aquí. Usted no sólo es el hermano del presidente de la Ciudad Autónoma sino toda una institución allí, ¿no?
- (Ríe). He sido declarado desde mejor deportista hasta hijo predilecto, incluso la Asociación de la Prensa le ha propuesto varias veces al Gobierno que el Pabellón de Deportes lleve mi nombre pero mi hermano no quiso (ríe, de nuevo). Pero en un pueblo de Sevilla, Los Corrales, el pabellón sí lleva mi nombre porque yo puse una fábrica de ropa deportiva que daba trabajo a 20 discapacitados físicos de toda la comarca.

- Empresario, entrenador, profesor, escritor? ¡cuánta actividad!
- Siempre he sido muy inquieto, he dado conferencias en el Senado y en colegios, por ejemplo, a altos directivos, médicos, abogados, para aplicar técnicas de motivación, liderazgo, trabajo en equipo. Todo parte de esa reflexión, igual que crear una empresa para facilitar trabajo a colectivos desfavorecidos. He escrito dos libros, uno técnico con Hube Brown. Soy muy sensible a las cuestiones de educación. Tengo un proyecto que se llama escuela de valores dirigido a la gente joven.

- En este deporte debe haber conocido a gente que gana mucho pero su vida personal es un desastre?
- El baloncesto ha dado un paso atrás. Antes quien lo practicaba era gente muy formada porque se jugaba en los colegios, donde había canastas, y no en la calle como el fútbol que sólo necesita dos piedras para hacer la portería. Pero cuando llega el dinero y el negocio al baloncesto empieza a perder un sentido formativo. Eso es fenomenal pero no hay que olvidar que el deporte es un mundo de formación para los jóvenes, básico para su educación. En la NBA también se ve mucho este cambio, parece que se valora más al insolente y al que lleva 200 tatuajes. Yo no querría eso para mis hijos.

- Unicaja, Cajasol, Selección, Real Madrid, Valladolid, Menorca? ¿sigue usted una línea descendente en su carrera?
- No, son etapas. Para mí es tan importante estar ahora en el ViveMenorca que cuando estaba en el Madrid. Estoy ilusionadísimo ahora como estaba decepcionadísimo en el Real Madrid. No tiene nada que ver con el nombre del equipo. Fui muy feliz en el Unicaja, embrión de lo que es ahora, y no lo fui tanto en el Madrid pese a que tenía más recursos.

- ¿De todas formas sacar al ViveMenorca de donde se halla es un reto?
- Absolutamente y si lo logramos yo me sentiré muy feliz.

- ¿Lo lograremos?
- Creo que lo vamos a conseguir, no es fácil, pero lo vamos a conseguir, no tengo duda.

- Dijo el presidente que le ficharon porque no dudó un instante cuando se lo propusieron y que usted se jugaba mucho en este nuevo trabajo?

- Es un planteamiento inteligente por su parte, pero yo les pregunté por qué era yo el elegido, porque para mí es muy importante que crean en mí y no por exclusión de otros. Esa disposición es la que me anima. Él sabe que yo vengo de una decepción en Valladolid. Entiendo que piense que yo querré resarcirme y vendré con la fuerza suficiente para ayudar.

- Porque usted, a sus 48 años, piensa prolongar mucho más su etapa como entrenador, ¿no?
- Biológicamente soy joven. Cuando digo a nivel privado que este oficio agota porque te absorbe mucho es porque llevo 25 años en la alta competición. Era una opción que estaba deseando que me llegara, y lo acepto encantado con mucha ilusión y mucha fuerza. Mentalmente creo que es cuando me siento mejor desde mi época de la Selección.

- Dice que agota pero por lo que ha escrito en su libro: "el entrenador se mueve entre las urgencias de todos, los egoísmos de unos cuantos y la incomprensión de la mayoría", uno diría que está usted quemado?
- Es que ese es el oficio de entrenador, también digo que siempre es responsable de lo malo y con los éxitos compartidos. Llevo muchos años en esto y me mueve más la vocación que la necesidad pero este oficio es muy complicado.

- ¿Tal y como está el equipo, quizá usted no pueda aplicar lo que querría sino algo más directo para que reaccione ya?
- Eso sólo me pasó en Valladolid, yo siempre he empezado y acabado una temporada. Me puedo sentir afortunado porque estuve 14 años en Málaga, 3 en Sevilla, 7 en la Selección, 1 en el Madrid pero sé que eso no es lo habitual. Entrar a mitad de Liga con un equipo que tú no has hecho, es lógico que cuando llegues trates de poner una impronta tuya pero no es fácil hacerlo en días y en ello estoy.

- Su primer cometido, dijo, era levantar anímicamente al equipo.
- Sí, ahora mismo está tocado porque lleva una racha muy mala. Lo peor que puede entrar en un vestuario son las dudas porque hacen que el jugador pierda confianza. Stojic me preguntó el otro día, "coach, ¿qué es lo que tú ves?", y yo le dije que lo tenía claro, el camino es la defensa que tiene que ser una religión y ofensivamente tiene mucho que ver con el fútbol. Puedes tener una gran estructura pero el que mete los goles hay que comprarlo. Y nosotros somos un equipo modesto en el que la capacidad ofensiva ahora queda limitada porque no existe ese jugador 'killer' tipo Navarro. Para suplirlo necesitamos más acierto porque encontrar un jugador al que le demos un balón y que se la juegue y la meta el solo es muy difícil.

- ¿Y hasta dónde bajan las opciones de permanencia si no se encuentra ese jugador?
- La capacidad del equipo es mejorable por sí mismo e insisto que la solución está dentro. No nos va a venir un salvador, es casi imposible, puede venir alguien que nos ayude pero no un tipo Navarro.

- Al Valladolid lo tomó usted en la jornada décima con una victoria y lo salvó como antepenúltimo con 12 victorias. ¿Qué similitudes hay con el ViveMenorca de hoy?
- Aquella segunda vuelta fue de play-off. Mejoramos mucho defensivamente, éramos el último y acabamos el segundo. Vinieron Evtimov y Yedraitis, que echó una mano. El equipo cogió confianza y fue muy competitivo. Algo parecido al Menorca pero aquí el margen de maniobra es bastante corto porque hay menos tiempo.

- ¿Firma, como el presidente, jugársela en casa en el último partido ante el Cajasol?
- Espero no llegar a eso por la salud de todos. Confío en que eso no ocurra y tengo la esperanza que lo vamos a conseguir antes.

- A lo mejor con 9 victorias está la salvación y esas cuatro que faltan parece más lógico que lleguen en casa, ¿no?
- Puede ser, pero existe la duda de si bajan uno o dos. Por experiencia, mis desencantos han sido por no ganar un título o no entrar en play-off. Me gustaría no pensar en cifras globales sino en entrenar mañana y que el equipo sienta mi exigencia día a día como mejor forma. Si en ese trayecto hasta Zaragoza encontramos algún jugador que nos ayude, bienvenido sea, y si no confío en los que tenemos para levantar esto.

- ¿Con Weis, Eley será mucho mejor?
- Bud es honesto porque da todo, pero llega un momento que su fuerza empieza a perderla en el último tramo de la Liga.

- ¿Esas palabras suyas se han interpretado como que usted preferiría otro 'cinco' en lugar de Eley?
- No, yo conozco a Bud. Si está solo era cuestión de pensárselo porque ya no podía dar más. Si él no estaba en cancha teníamos un vacío grande porque Jesús, Urko, Ivanov se pueden defender mejor con un '4' o gente no muy grande pero en esta Liga compites con gente muy grande. Ahora con Weis, estando como está, hemos tenido suerte porque Bud ya no estará solo ni tan sobrecargado.

- ¿Le duele más el descenso con el Valladolid o no haber clasificado al Madrid para el play-off por primera y única vez en su historia?
- Las dos cosas me dolieron. En Madrid el equipo se tuvo que hacer en 20 días y yo no supe gestionar aquello. No había director deportivo y al mismo tiempo tenía que preparar un mundial. Florentino Pérez y Valdano me decían que aguantara, que sería duro, y que al año siguiente sería mejor. Yo aguanté pero no supe gestionar aquello en el sentido de dedicar mi tiempo libre en la selección a mi equipo como hacía Pesic, en el Barça, por ejemplo. Todo eso condicionó mucho la construcción del equipo.

"Mi sueño sería primero ayudar al equipo y luego llevarle a una Copa y al play-off"
- Unicaja
- Mi casa, también lo es físicamente Málaga. Una etapa fundamental de descubrimiento permanente. Antes de que jugáramos aquella final ante el Barça, el baloncesto estaba monopolizado por Madrid y Barça. El 80% de aquel equipo eran jugadores de casa, sicológicamente la gente se dio cuenta que era posible competir con Madrid y Barça y no ser tontos útiles de la Liga. Aquel año tuve una oferta que duplicaba la de Unicaja pero no quise irme porque quería vivir con el equipo que empecé algo desconocido.

- Cajasol
- Situación impactante en lo bueno. Había estado a punto de bajar cuando llegué y nos presentamos en la final de Copa y la de Liga, se creó una mística en Sevilla, una ciudad de fútbol y fue muy bonita. Vimos pasar a los grandes de Europa y les ganamos. El equipo era muy superior a la estructura del club, al contrario que en Menorca.

- Selección
- Viví la transición de lo que era un equipo que no se sentía lo que era pertenecer a él y ser competitivo siempre, y pasar a serlo. Entre en el Europeo de 1995 y me fui en el Mundial de 2002 y fue la transformación de jugadores con calidad pero faltos de carácter a una selección con carácter pero carente de cierta calidad y cuando se incorporó la generación del 80 unida a ese carácter dio el resultado que hoy estamos disfrutando.

- Scariolo, seleccionador
- Un gran entrenador, que no sea español no es el debate aunque a uno le gustaría que fuera español. La cuestión es cómo se va a poder organizar. ¿Es posible eso desde la Liga rusa?, ¿Es importante el contacto personal o no?, ¿la representatividad durante la temporada es importante porque hasta hace poco parece que sí lo era?

- A usted no le dejaron compatibilizarlo y prefirió al Madrid...
- Sí, yo hubiera querido compatibilizarlo pero no pudo ser y decidí el Madrid. Fue duro para mí porque la ACB se echó encima. Ahora parece que no es tan complicado.

- Mejor extranjero y nacional
- Fácil, Michael Jordan, contra el que tuve la suerte de jugar las semifinales ante el Dream Team y ser apalizado por él, y Pau Gasol.

- ¿Y cómo llegó a ser usted segundo entrenador de Lituania?
- Porque Homicius y Sabonis viven en Torremolinos, y cuando estaban allí siempre pedían entrenar con nosotros, con Mayoral Maristas, y yo, encantado. Les debió gustar y ellos mismos me lo plantearon aunque yo pensé que se estaban quedando conmigo.

- El entrenador del que más ha aprendido
- Hubie Brown, histórico de la NBA con el que trabajé tres veranos, e Ignacio Pinedo (qepd), han sido referentes dentro y fuera de la cancha.

- ¿Lo que más le ha gustado que hayan dicho de usted?
- Un maestro con gran corazón

- Y lo peor?
- No lo he leído

- ¿La letra con sangre entra es un mal refrán?
- Es un poco duro, creo más en la seducción.

- Por qué tenemos que leer su libro "Si temes la soledad no seas entrenador"
- Son reflexiones producidas por muchas vivencias en la alta competición pero sin olvidar de donde vengo, del colegio, del deporte base y de una ciudad modesta pero preciosa, Melilla. De allí vengo hasta llegar a lo más alto, mucho más lejos de lo que ni en mis mejores sueños habría pensado. Pero a los sueños no hay que ponerle límites y el libro habla de eso y de que el entrenador vive rodeado de mucha gente pero al final estás solo para decidir y eres un blanco fantástico para que desemboque todo. Para personas que tienen responsabilidades, el libro les puede ayudar algo.

- ¿Qué sueño le queda?
- Mi sueño sería primero ayudar al equipo a salir de esta situación y por otro lado llevarle a una Copa y a unos play-off. Esa sería mi ilusión.