Molina, tras conquistar uno de sus tres títulos europeos

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El triatleta madrileño Dani Molina (1974) será el gran protagonista del próximo encuentro promovido por el Club de Negocios del Hestia Menorca, primero desde que estalló la pandemia hace dos años, programado para este jueves a la tarde a partir de las 19.30 horas en el Ateneu de Maó.

En el mismo, Molina, paratriatleta que ha sido tres veces campeón mundial y europeo, y que sueña con la gloria olímpica, hará un repaso de su trayectoria vital, marcada por un accidente de moto que sufrió cuando contaba 22 años de edad, que hizo que perdiera su pierna derecha, puso en riesgo su vida, exigió hasta catorce operaciones y un año destinado a la rehabilitación.

Deportista antes, y por supuesto también después de su fatídico infortunio, también como fórmula para reencontrarse y mejorar su calidad de vida, la suya es una historia de éxito y superación, en toda regla y sin parangón.

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Este jueves en Maó, Molina glosará una parte sustancial de «la historia de mi vida, desde que nací hasta que tuve el accidente y como volví al deporte después de aquello», relata nuestro protagonista acerca del contenido que ofrecerá en su intervención en el Ateneu y en la Isla, un enclave por cierto que el deportista madrileño siente como «mi segundo hogar», detalla.

«Y aquí está también mi segunda familia, la gente de Artiem, que siempre me han tratado de maravilla y nos cuidan mucho», abunda Molina sobre su relación y vínculo para con Menorca, donde igualmente ha desplegado su versión más competitiva, en el marco del selecto Artiem Half Triatlón de Fornells, en el que ha tomado parte en varias oportunidades.

«Siempre que puedo me escapo a la Isla, es un lugar privilegiado», abunda en ese sentido el triatleta de Madrid, un tipo cuyos inicios en el escenario deportivo se remontan a cuando apenas contaba 4 años de edad y empezó como nadador en el Club Natación Metropol de Las Palmas de Gran Canaria. A los 11 años ya era campeón de Madrid, en virtud de su paso por el Club Iplacea de Alcalá de Henares.

Cumplidos los 13, aparcó la competición en la piscina y probó con tenis, atletismo, windsurf… y a los 18 se enfrascó en el mundo laboral, pero a partir del grave accidente que casi le cuesta la vida, con 22 años, en mayo de 1997, reemprende la actividad en el campo deportivo. Natación, esquí acuático, windsurf, esquí… que deriva en la obtención de una beca para participar en los JJOO Paralímpicos de Atenas 2004.

Tras la cita helena, un paréntesis, que Molina interrumpe para convertirse en subcampeón nacional de esquí. Consiguió títulos de campeón de España de natación en 100 y 200 espalda ante personas sin discapacidad y en 2011 fue el turno para incursionar en el ciclismo de montaña y para correr…

«Esto, en definitiva, es como una empresa pequeña, que soy yo, es un producto que tratas de vender a diferentes empresas, para conseguir respaldo, patrocinios; hago eventos, doy charlas… nuestro deporte, el paralímpico, es menos visible y se trata de eso, de intentar conseguir más visibilidad, mayor presencia en definitiva, como una empresa pequeña, en la que hay que generar más y nuevas opciones de negocio», reflexiona Molina, que encuentra similitudes que suscitan cierta interacción entre ambos contextos, «pues mi objetivo es ser campeón, estar en los JJOO, ser campeón olímpico… una empresa también se fija sus objetivos, sus metas, como buscar vías de ingreso, beneficios, mejores negocios, y sobre el camino aprendes a sortear obstáculos, imprevistos…», apostilla Dani Molina.

Deporte y empresa. Superación y objetivos. Todo en uno, en el Ateneu de Maó, personificado en la figura de Dani Molina, un ejemplo de la vida sin parangón.