Obligada esta Marathon des Sables a moverse a otoño por la covid-19, ya que suele ser en abril, la tasa de abandonos ha crecido de forma exponencial el 2021. De los 695 inscritos, se presentaron a línea de salida 672 y de ellos se retiraron 318. Pero no fue el caso de Llopis, asiduo de Ciutadella, donde tiene a su familia paterna y amigos. «Mi objetivo era acabar, que ya es un gran resultado. Y sobre todo en las mejores condiciones posibles porque para mí era el mayor reto personal. Y si venía acompañado de un resultado mucho mejor, bienvenido sea», señalaba este miércoles a «Es Diari», ya en Mallorca.
Tras vivir una auténtica odisea con final feliz y ya descansando en casa, Llopis se mostró «muy contento de haber podido tener la suerte de vivir esta gran experiencia y disfrutarla al máximo, desde el primer minuto hasta el último», exclamaba el ultra fondista. «Ha sido muy duro, muchísimo, correr a temperaturas extremas, entre 52-56 grados cada día. Es inviable pero se ha hecho», repetía una y otra vez el balear. «El agua que me bebía era muy caliente, como si fuera recién sacada de los termos de casa. El jarabe de casa es mucho más frío», bromeaba.
Llopis fue consciente luego que esta Sables 2021 era considerada como la más exigente de todas sus ediciones, lo que le da más valor aún a su gesta. «Según dijeron de la organización ha sido la más dura y con diferencia. Nunca se había visto que el 50 por cien de los corredores abandonara y, por desgracia, un corredor perdió la vida. Lo presencié y desde aquí quiero dar mi pésame y muchos ánimos a toda su familia y amigos que estaban disputando la carrera en ese momento. DEP.», subrayó, emocionado, Llopis.
Esta dureza la vivió también él en sus propias carnes, como narraba a este diario. «Lo pasé mal, no lo voy a negar, sobre todo el primer día, recién completada la primera etapa, al llegar a meta. Me empezaron las náuseas por deshidratación y como pude llegué a mi ‘haima', ya que fui de los primeros en llegar al campamento», junto al resto de sus compañeros. «Quiero agradecerles todo lo que hicieron por mí, ya que me estuvieron apoyando en todo momento y me ayudaron a llegar al médico», narraba Llopis, quien al ser tratado, «me penalizaron porque me dieron una botella de agua de más, algo secundario. Lo más importante era parar las nauseas y rehidratarme pero no se logró, ya que al poco tiempo empecé con el virus del campamento y no me quedó otra que ir capeando el temporal como pude».
El mallorquín-ciutadellenc solo pensaba en ir completando etapa tras etapa en pleno desierto, «y tuve que hacer un nuevo planteamiento de carrera. Y no, en ningún momento se me pasó por la cabeza abandonar sino todo lo contrario. Me hice más firme, pese las circunstancias».
Bendito aplazamiento
Al cruzar la meta, emocionado y exhausto, Llopis pensó en «cada una de las personas que me estuvieron apoyando antes, durante y tras la carrera. También en todos mis sponsors y mi familia», recordaba Llopis, que vio como el 2020 se suspendía la Marathon des Sables. «Me benefició ya que en enero del 2020 padecí la lesión del corredor y pensando en el corto plazo que tenía para llegar a la fecha, se hizo todo lo que se pudo pero no llegaba con la suficiente carga de entrenamiento como se debería. Y un mes antes de la fecha recibía el aplazamiento. Suspiré, pensé en recuperar bien la lesión y seguir con lo planificado, en cuanto a entrenamientos».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
De momento no hay comentarios.