Juan Moreno y Mela Penas fueron los más rápidos en recorrer los más de siete mil metros solidarios de la carrera organizada por La Salle Maó en beneficio de Proideba, un proyecto a favor del tercer y cuarto mundo que coordinan los centros lasallistas. Algo más de siete kilómetros que inspiraron a 280 personas a desafiar la constante amenaza de lluvia con la que se despertó la ciudad y que se convirtió en una auténtica fiesta en el patio del colegio.
La actividad comenzó puntualmente a las 10 de la mañana con las carreras para los más pequeños que se dieron dentro del recinto. Fueron 86 los participantes, divididos en dos competiciones. Sergi Pons y Cristina Álvarez fueron los ganadores en iniciación, mientras que Alicia Puerta y Luis Melgar hicieron lo propio en benjamín. En alevín ganaron Judit Puig y Xavi Seguí, mientras que en infantil los más rápidos fueron Clara Blay y Luis Cuadros.
Luego llegó el turno de los adultos. El recorrido empezaba en el parking de detrás del colegio, seguía por Vía Ronda en dirección a la Cuesta de Corea, luego por el puerto hasta la pronunciada Costa de Ses Piques, calles de Es Frares, Sa Raval, Sa Rovellada de Dalt, Duque de Crillón, Josep Maria Quadrado, la subida por Vasallo, pasando el IES Joan Ramis hasta el puente del colegio donde se debía entrar por la puerta de atrás.
194 personas tomaron una salida que fue muy rápida. Moreno, ganador de la Mitja Marató de Fornells, integrante del A. Palliser - Sant Lluís no tuvo problemas en llegar el primero a meta en 26'17'', seguido de David Pérez, del Lô Sport (28'02'') y de Pablo Sánchez, del A. Palliser - Sant Lluís (28:31''). En féminas, el podio lo formaron Penas, del Comesaña (31'12''), Sara Herráiz, del Intersport Menorca Atletisme (33'33'') y Xània Casasayas, del CB Es Castell (35'03'').
El público apoyó a los corredores repartido en varios puntos clave. El más emocionante, sin duda, fue en el puente de la rotonda del colegio donde las personas improvisaron un estrecho pasillo por donde los deportistas, algunos con mejor cara que otros, iban desfilando en los últimos 300 metros de la carrera. La entrada en meta, en el patio de La Salle, también fue muy cálida. Tras el esfuerzo los 'runners' disfrutaron de fruta deliciosa y de un trago de agua mientras comentaban los tiempos y las sensaciones, convencidos de que solo por el madrugón y por calzarse las deportivas uno ya se ve campeón.
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