Paula (nombre ficticio), tiene 18 años y con 15 sufrió un caso de bullying por parte de un compañero de clase, que le llegó a pegar una paliza e intentó hacerle tocamientos. Tras cinco meses de calvario acabó denunciando la situación y es ahí cuando «comenzó un infierno», dice; pues «nadie» la creyó. Con terapia y cambiando de centro escolar, de un concertado a un público, Paula creía haber superado lo ocurrido; sin embargo, el fuerte trauma que aún arrastra la empujó a intentar suicidarse hace un mes.
Todo comenzó en 2022 cuando un chico nuevo de su clase empezó a interesarse por ella. Acababa de empezar 4º de la ESO: «Yo era una chica estudiosa, sacaba buenas notas y no tenía muchos amigos; y él era el típico guaperas popular». Le dijo que se juntaba con ella para sacar buenas notas en los trabajos y ella aceptó: «Le acabé diciendo que no le iba a regalar la nota y empezó a ponerse violento conmigo». Por miedo, siguió trabajando con él pero luego le dijo que quería «hacer cosas sexuales» con ella. «Me negué, se sintió rechazado y comenzaron las agresiones». Al principio lo tomo como «un juego», porque los amigos de él le decían: «Cuanto más fuerte te de, más le gustas».
Un día se enfadó con ella por no querer exponer con él un trabajo voluntario, llegando a cogerla por el cuello. «Cuando acabó la clase me pegó una paliza delante de cuatro niñas más. Me dio golpes en las costillas, me hizo heridas en la cabeza y me intentó meter mano», recuerda. «No quería decirle nada a mis padres. Se lo conté a una amiga por Whatsapp y, justamente, mi madre me pilló la conversación». Su madre la llevo al médico: «Tenía moratones por todo el cuerpo y una costilla fisurada». También la obligó a contarlo pero el colegio no colaboró: «Me pidieron que no denunciara, que quedara todo en un careo entre los dos». Acabó denunciando pero «no sirvió de nada». Donde se produjo la paliza había cámaras pero; según Paula, el centro no quiso facilitar las pruebas.
«Después de contarlo, comenzó un infierno. Me llegaban mensajes diciendo que me suicidara, que era una mentirosa y daba asco». Se activó el protocolo anti acoso: a él lo expulsaron dos días y lo cambiaron de aula; y ella estuvo acudiendo siete meses a terapia psicológica proporcionada por la Dirección General de Infancia y Juventud del CAIB. El acoso no cesó, Paula se acabó cambiando de colegio y comenzó el Bachillerato en un instituto público. «Cuando acabé la terapia y cambié de centro me sentía bien, pero hace poco he tenido que volver a un psicólogo, proporcionado por el centro escolar, y a una psiquiatra de la Seguridad Social».
Tras lo sucedido, no volvió acercarse a ningún chico; pero en el nuevo instituto conoció a uno con el que ha mantenido una relación desde 2023 hasta el pasado enero: «Intentaba tener relaciones sexuales con él, pero no podía porque me acordaba de todo lo que me pasó. Volví al mismo bucle, porque no había cerrado una cosa y quería abrir otra. Me sentía muy mal todo el tiempo y una noche decidí que no podía más», relata. Ahora, dice encontrarse mejor pero reconoce que «puede que vuelva a pasar algo que me haga reabrir el bucle». Sigue yendo al psicólogo y hace una semana obtuvo el alta psiquiátrica. Al preguntarle por el futuro, lo tiene claro: «Quiero opositar para ser policía», afirma.
El apunte
De ser una chica estudiosa de sobresalientes a no conseguir aprobar todas las asignaturas
28 comentarios
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Es el colmo que por culpa de unos inadaptados que por cierto el gobierno protegen tengan que pagar los niños normales. Los buenos pierden y los malos ganan? pero que es esto?
Ibn Sidaaaaa perdona, donde dices qué has visto tú eso de prestar seguridad??? yo lo que viví fue ninguneo, dirección mirando para otro lado y profes ignorando completamente el problema, aunque se lo pusieras en los morros o lo vieran ellos mismos en primera persona. En España no han pasado los asesinatos masivos en colegios e institutos porque el acceso a las armas es muy complicado, sino sería como el far west, porque si uno sufre acoso, y espera ayuda del profesorado, lo tiene claro clarinete, a no ser que te lies a galletas con la clara intención de reventar a los acosadores, que ahí si se meten, pero para amenazarte con acciones disciplinarias y darte por saco, para eso si hay tiempo e interés, un dechado de virtudes los profes, unos santos!
En qué centro ha sido? Yo también estuve en un concertado y los profesores nunca me ayudaron, al cambiar a la pública mucho mejor
Nadie les dice nada y se creen intocables, van probando cuanto pueden tensar la cuerda antes de las consequencias etc..por desgracia eso existe en todos los ámbitos de la vida y los demás no quieren involucrarse para no estar en el foco, la vida puede ser una autentica mierda
A ver si nos aclaramos: los centros de enseñanza están para enseñar, como su nombre indica, Matemáticas, Ingles. Biologia, Historia... La educación los niños han de recibirla en su casa. Lo que ocurre es que hay padres lamentables. Y así les va a sus hijos
APTotalmente de acuerdo, la responsabilidad de educar en valores y respeto es de los padres, pero la poca vergüenza de no denunciar y querer tapar la agresión, tal y como dice la noticia, es de cualquier adulto que sea conocedor del hecho, entre ellos el profesorado
Aina BalearTots es delincuents tenen pare i mare. Es problema es que cap pare o mare vol acceptar que el seu fill o filla hi sigui
Si denuncias y le toca juzgar a un juez como el superior de Cataluña, ve preparándote, tú serás la culpable
El sector de la enseñanza??? Denunciar??? Jajajaja....si ya están pensando en las casi 2 semanas de vacaciones que les llega ahora en Semana Santa, o sus 2 meses y picos de vacaciones de verano...Más allá de eso no quieren preocupaciones!
Juan91Conozco una persona que le pasó lo mismo en el guille sagrera y no hicieron nada. ASCO ME DAN. UN SALUDO.