TENDENCIA

Cada vez habrá más mujeres que vivan solas, «si el precio de la vivienda lo permite»

La psicóloga y sexóloga Susana Ivorra explica que se trata de «una nueva tendencia», que ya está bastante arraigada

La psicóloga y sexóloga Susana Ivorra.

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Cada vez habrá más mujeres que vivan solas, «si el precio de la vivienda lo permite». Así lo pone de manifiesto la psicóloga y sexóloga Susana Ivorra, que explica que se trata de «una nueva tendencia», que ya está bastante arraigada. En este sentido, expone que son varios los motivos por los que cada vez hay más féminas que apuesta por no compartir casa con sus parejas. Estos van «desde malas experiencias a una nueva manera de estar en el mundo, entendiendo que la soltería no es sólo una transición entre diferentes parejas sino también una elección en sí misma».

Preguntada por si las mujeres que se decantan por vivir solas suelen haber tenido relaciones traumáticas, responde que «no necesariamente». No obstante, matiza que «incluso habiendo tenido malas experiencias se puede escoger vivir sola como una apuesta por estar con una misma. Porque vivir sola no implica estar sola».

¿Qué beneficios tiene vivir sola?

En relación a los beneficios que tiene no compartir casa con la pareja, Ivorra señala que «la convivencia es una fuente inagotable de fricciones y conflictos, que se pueden llevar o afrontar de muchas maneras. Vivir sola elimina ese punto de fricciones. Sin embargo, como vivir sola no implica estar sola todo el tiempo, habrá otros puntos de conflictos, que por otro lado no son malos necesariamente».

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A su modo de ver, «la tranquilidad, el saber que tal como has dejado la casa la vas a encontrar, no depender de otra persona para la toma de decisiones...» son algunas de las mayores ventajas que reportan a las mujeres que han dicidido no vivir con sus parejas. No obstante, matiza que «al final del día, si tenemos compañeros de trabajo, amigos, familiares, igualmente vamos a ver perturbada esa tranquilidad, para bien y para mal».

Respecto a lo que echan de menos las mujeres que han optado por vivir solas, la psicóloga responde que «muchas personas me comentan ese momento al entrar en casa; el silencio, que cuando lo has echado de menos lo aprecias, pero cuando ya lo tienes, un día después de otro, puedes añorar el sonido de otra persona. O llegar a casa y poder comentar cómo te ha ido el día, cómo te sientes. Que alguien se alegre de verte y te espere. Pero muchas de estas cosas, a menudo, tampoco se dan en convivencias de parejas ya deterioradas». En su opinión, «la solución con frecuencia se encuentra en la aceptación de esa cara B de vivir sola o en la adopción de un perro o un gato».

Lamentablemente, Ivorra resalta que hay mujeres que siguen viviendo con sus parejas por lo caro que resulta independizarse. «Hay convivencias insostenibles, insoportables, que perduran porque económicamente no les es viable separarse», razona.

En relación a los hombres, expone que «tradicionalmente podían preferir la convivencia porque las tareas domésticas y el cuidado se sentía como algo de mujeres. Muchos se separaban o enviudaban y no sabían cómo cuidar de sí mismos así que rápidamente buscaban una nueva pareja. Creo que esto, afortunadamente, ha cambiado. Porque si uno decide tener pareja o no debería ser porque así lo quieren, no porque así lo necesiten. Porque desde la necesidad muchas veces tomamos caminos que nos hieren».