En el caso del Archipiélago, el sueldo medio que cobra este colectivo está en los 1.050 euros, según apuntan desde el Consell de la Joventut de les Illes Balears. Un 82,4 % de jóvenes que se han marchado de casa de sus padres convive con amigos, compañeros o su pareja sentimental, ya sea con o sin hijos, mientras que únicamente el 10 % vive solo. Así se refleja en la Primera Encuesta a la Juventud presentada la semana pasada por el Govern.
El 59,4% de la población juvenil emancipada está de alquiler y un 39,1% asume un gasto «razonable», porque no llega a pagar el 30 % de los ingresos de todo el hogar; en el extremo opuesto, y en una magnitud muy similar, el 38,7 % se encuentran en una situación económicamente muy vulnerable, ya que destinan más del 40 % de sus ingresos a pagar la vivienda. Este sobreendeudamiento es más frecuente en los jóvenes que viven de alquiler, señalan en el estudio citado.
Esta situación, sumada a la precariedad, se evidencia en el hecho de que la mitad de los jóvenes emancipados en Balears ha sufrido un desahucio por no poder pagar el alquiler o la hipoteca en los últimos años. Un 8,2% incluso ha padecido alguno de estos problemas tres o más veces. Unos hechos que se dan especialmente entre los jóvenes que deben compartir piso.
Si casi el 60 % de los jóvenes que se han marchado de casa de sus padres está de alquiler, únicamente el 25,1 % paga una hipoteca y un 10 % habita una vivienda cedida, aunque pague cierta cantidad por ello. Eso solo ocurre entre las familias que disponen de alguna propiedad de la cual puedan prescindir.
Se corrobora que la población emancipada en viviendas de propiedad dispone de más metros cuadrados por persona que los jóvenes de alquiler. Si el 38,9% de las personas que residen en viviendas de propiedad disponen de 40 metros cuadrados por persona o más, el grueso de los jóvenes inquilinos se mueve entre los 20 y los 30 metros cuadrados por cabeza (34,9%). Por su parte, el 28,3 % de los que alquilan disponen de menos de 20 metros cuadrados por persona.
Un 40 % de los jóvenes encuestados para el informe del Govern reconoce que aún no se ha emancipado por falta de vivienda económicamente accesible, mientras que un 28 % no lo ha hecho por falta de recursos o de empleo. En este sentido, el 47 % trabaja, un 19 % estudia y un 12 % hace ambas cosas.
En este contexto, no es de extrañar que en ciudades como Madrid y Barcelona prolifere el coliving, es decir, el alquiler de una habitación con baño propio dentro de un edificio que cuenta con servicios y espacios comunes para el resto de los inquilinos. El grupo inmobiliario CBRE señala que este método en España alcanzará las 20.000 camas en 2025, más del doble de las 8.000 que había en 2023.
El apunte
Las Islas son el único territorio con el precio de la vivienda más caro que antes de la burbuja
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