Desde el 2 de enero todos los veterinarios de España tienen la obligación de comunicar al Ministerio de Agricultura las prescripciones de antibióticos que realizan a animales de compañía a través del sistema PRESVET como consecuencia de la aplicación de un reglamento europeo que busca garantizar un uso responsable en la lucha contra las superbacterias. Les equipara así con los facultativos que atienden al ganado y a otros animales de producción que ya tenían esta obligación desde el año 2019.
En caso de no cumplir en tiempo y forma con la comunicación se exponen a multas de hasta un millón de euros. El cambio de modelo está provocando movilizaciones en todo el país. Aunque el Ministerio de Agricultura acaba de reconocer que «las sanciones contempladas son desproporcionadas» y ha anunciado que «ya hay un texto aprobado de modificación normativa, pendiente de publicación en los próximos meses, los veterinarios se manifestarán este domingo en ciudades como Barcelona contra una normativa que «incrementa los costes de los medicamentos, genera una sobrecarga burocrática y multas desproporcionadas».
Baleares no escapa al revuelo a pesar de que el Colegio de Veterinarios de las Islas lleva un tiempo preparando a sus colegiados para la que se venía encima. Este jueves 30 de enero, Ramon García y parte de la junta directiva del COVIB se ha reunido con la Dirección general de Prestaciones, Farmacia y Consumo del Govern para buscar una manera de dar respuesta a las inquietudes de su colectivo.
El Colegio de Veterinarios ha pedido también al Ministerio de Agricultura una moratoria que permita mejorar la plataforma PRESVET antes de exigir su uso obligatorio. Desde su entrada en funcionamiento se han reportado multitud de incidencias con el sistema informático. Considera además «excesivas» las sanciones previstas dada la situación actual.
La normativa 666/2023 distingue entre cuatro grupos de antibióticos. Los ‘D’ deben usarse «con cautela». Si estos no funcionan los facultativos pueden recurrir a los del tipo C «con precaución». Los ‘B’ tienen la consideración de «restricción» y solo se pueden aplicar previa justificación técnica. Los tipo ‘A’, están en teoría reservados para su uso en humanos, aunque existen algunas excepciones muy vigiladas para su uso en animales de compañía. El objetivo último de la regulación es tener un reservorio para los humanos de antibióticos resistentes a las superbacterias.
«Vivimos un cambio de paradigma y tenemos una responsabilidad con la población civil. Hemos de trabajar muy bien y hacer un buen uso de los antibióticos, otra cosa es que la comunicación sea o no necesaria, porque ya existe un proyecto de la Agencia de Medicamentos que va a los dispensadores, laboratorios y farmacias para que les trasladen los datos», explica el presidente de los veterinarios de Baleares. «Ahora han querido ir más allá y que sea el veterinario quien tenga que hacerlo», añade.
El pasado viernes 24 de enero el COVIB convocó una reunión en su sede para analizar el malestar generado entre los veterinarios de las Islas con la puesta en marcha del Sistema Informático Central de Control de Prescripciones Veterinarias e Antibióticos (PRESVET). Asistió casi un centenar de facultativos, parte de ellos de forma presencial y otros telemáticamente. Los colegiados trasladaron sus preocupaciones respecto al impacto del nuevo sistema de comunicación en su trabajo diario, especialmente entre las clínicas de pequeños animales que resisten y aún no han vendido a los grandes grupos veterinarios.
«Cuando vendes, pasas de ser asalariado a tener una vida más cómoda y mayor eficiencia en la gestión. Aumenta además la capacidad de inversión de la clínica para adquirir recursos y servicios. Estamos cansados de llevar cuentas. Nos gustar ser veterinarios, no gestores, reconectamos nuestra vocación», explicó hace ahora un año Marcos Macokski a este periódico tras vender su negocio.
El Colegio de Veterinarios de Baleares entiende que el cumplimiento normativo es «esencial», pero avisa de que la implementación del nuevo sistema de comunicación de uso de medicamentos «requiere una adaptación significativa por parte del colectivo veterinario, ya que introduce nuevas responsabilidades en la gestión y prescripción de medicamentos».
Los veterinarios de Baleares llevan tiempo advirtiendo de que el hecho de que las farmacias no estén obligadas a vender medicamentos veterinarios provoca dificultades que repercuten en la prescripción. «Un animal de compañía no puede esperar una semana para recibir un antibiótico en caso de una infección grave porque no está disponible en farmacia», explica su presidente.
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