Los pasajeros grabaron el intento de aterrizaje en Palma, azotada fuertemente por el viento. | Imágenes cedidas

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Las rachas huracanadas de viento que este sábado por la tarde sacudieron Mallorca, con incidencia de más de 100 kilómetros por hora en Palma, tuvo consecuencias también para el tráfico aéreo en Son Sant Joan. Hasta siete vuelos fueron desviados desde el aeropuerto de Palma, después de que las tripulaciones decidieran abortar los aterrizajes debido a la complicada situación meteorológica. En uno de ellos, un vuelo con salida desde Santiago de Compostela, de la compañía Ryanair, se vivieron momentos de pánico entre los pasajeros debido «a las fuertes turbulencias. Fue horrible, veíamos ya la pista y los bandazos eran muy fuertes», cuenta Nekane Otero, una de las afectadas.

El vuelo había salido en hora desde Galicia con destino a Palma. «Pese al mal tiempo, el piloto nos dijo que intentaríamos aterrizar, de hecho otros vuelos lo hicieron minutos antes y después que nosotros. La gente estaba muy nerviosa. Estoy acostumbrada a viajar pero en esa situación pierdes un poco el control y pensé aquí se acababa todo», narra la pasajera, quien asegura que otras personas de su alrededor decían: «Cerrad los ojos, cerrad los ojos».

Otro de los pasajeros del mismo vuelo, Antonio Comas, asegura que nunca había vivido nada igual. Había viajado a Galicia para asistir al partido del Real Mallorca en Vigo y volvía este domingo en el vuelos de Santiago. «En el avión lo pasamos muy muy mal hasta que pudimos dar la vuelta». Y es que tras el intento de aterrizaje, el piloto informó que se desviaban a otro aeropuerto. Inicialmente, según el testimonio de ambos, la intención era llegar a Barcelona, pero terminaron en el aeropuerto de Valencia.

Dentro del avión, se les comunicó que repostarían y tratarían de volver a aterrizar en Palma por normativa. La mitad del pasaje decidió, a riesgo de poder perder cualquier reclamación, bajarse del avión. «Nadie quería volver a pasar por lo mismo, teníamos miedo», pero la otra mitad se quedó en el avión, cuenta Nekane Otero.

El vuelo despegó minutos después, «pero directamente nos llevaron a Santiago. No hubo intención de volver a Palma, nos engañaron», explican desde el hotel donde han pasado la noche. «No nos han atendido, no nos dieron ni un vaso de agua. Nada. En el vuelo iban niños, personas mayores, gente diabética», explica Antonio Comas, quien sostiene: «Se han reído de nosotros y ahora estamos en Santiago sin saber cómo volveremos, ni cuándo, ni lo que nos va a costar... Mucha gente se ha ido al aeropuerto, otros van a la estación de tren o se van a Madrid...».