Carlos Delgado, a su llegada a la Audiencia para el juicio. | Jaume Morey

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«Hubo una artimaña, una grabación infame». El responsable de la Guardia Civil de la investigación del ‘caso Calanova’ denunció en el juicio maniobras del exconseller de Turisme, Carlos Delgado, contra dos de las testigos: su expareja y la de su socio de despacho, Carlos Gelabert. El agente aludía una llamada telefónica de la primera a la segunda para intentar rebatir su declaración. La mujer, que está convocada para declarar este viernes, se reafirmaba y esa grabación fue aportada por Delgado al juzgado seguida de una querella por falso testimonio que se desestimó.

Otro de los guardias civiles que declaró constató el temor que tenía a posibles represalias la exmujer de Delgado. En este caso, su declaración en el juicio está en el aire: poco antes del inicio de las sesiones voló a California y se espera que declare en la sesión por una videoconferencia con el interrogante de su presencia o no en el juicio. Ambos testimonios buscan acreditar la relación que mantenían cuando se tramitó el concurso Delgado y su actual socio de despacho, Carlos Gelabert, uno de los principales beneficiados por el supuesto amaño del concurso del puerto de Calanova.
Los agentes insistieron también en que se ocultó información durante ese concurso, tanto al consejo de administración de Ports como a las otras empresas aspirantes. Esas ocultaciones beneficiaban a Club Náutico Calanova S.L., la empresa que también está acusada y que ganó el concurso.

La principal fue la respuesta que dio la Conselleria a una pregunta elevada por Calanova en la que querían aclarar si podían alterar la distribución de los amarres del puerto. Esa respuesta fue afirmativa y tenía un carácter vinculante para la administración. Sin embargo, no se hizo pública como otras respuestas. Como resultado, sólo la empresa ganadora calculó el canon valorando una posible nueva distribución de los amarres: con más embarcaciones y de mayor tamaño que las previstas, con esloras que superaban los 20 metros.

Otro elemento que la Guardia Civil sostiene que se ocultó fue el informe de la máxima responsable jurídica de Ports de Balears que pedía anular el concurso ante esa irregularidad con los amarres. Ese documento no llegó al consejo de administración y así fue informado por el acusado Joaquín Legaza, secretario de ese órgano. Éste negó que él lo llegara a tener en su declaración al inicio del juicio. Dos consejeros aún así se opusieron, pero otra fue convencida por la falta de ese escrito: Marta Vidal, consellera de Vivienda hasta hace unos meses.

Los agentes de la Guardia Civil han sido los primeros testigos en declarar en el juicio. En la sesión prevista para el viernes están programadas las dos exmujeres para declarar en torno a la relación entre los dos socios. Estos, en su intervención defendieron que solo era profesional porque Gelabert tramitaba el divorcio de Delgado de una cónyuge anterior. Otra testigo importante para la acusación ha justificado que no podrá declarar por salud.

«Fue un regalo. Les entregaron el puerto limpio de polvo y paja»

La Guardia Civil también aludió a que el Govern asumió casi todos los trabajadores que tenía Calanova, de manera que el gasto del personal que asumía la administración era casi idéntico al canon que abonaba la empresa. «Fue un regalo. Les entregaron el puerto limpio de polvo y paja», señaló uno de los agentes. Otro atribuyó ese trasvase a un acuerdo con los sindicatos que no venía determinado por el convenio colectivo, como sostienen las defensas. «Les tuvieron meses haciendo el indio en el Palma Arena», dijeron. También aludieron a un barco que hacía mediciones en Calanova meses antes del concurso.