Palma Pilar Pellicer Digital uh doctora Ana García, neuróloga. | Pilar Pellicer

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La neuróloga Ana García Martín trabaja en la Unidad de Neurología y de la Conducta (UNCyC) del Hospital Universitario Son Espases, formada por cuatro neurólogos y una neuropsicóloga. Está coordinada por el doctor Guillermo Amer. La suya es una unidad especializada en demencias. Es el nivel más especializado en la atención de pacientes con enfermedad de Alzheimer y otras demencias en el hospital de referencia de las Islas. Entre el 60 y el 70 % de las demencias que diagnostica esta unidad son enfermedad de Alzheimer.

¿Cuántas personas reciben cada año en Baleares un diagnóstico de Alzheimer?

— En Baleares se diagnostican unos 800 casos de enfermedad de Alzheimer al año. Entre un 2,5 % y un 5% de la población mayor de 65 años de las Islas la tiene.

¿Son cifras similares a las de otras comunidades autónomas?

—Sí, son cifras similares a las que se dan en otras comunidades.

¿Cuál es el perfil del enfermo de alzheimer?

—El perfil también es similar al descrito en la literatura, personas mayores de 65 años, con un 65 % más de casos en mujeres

Sin embargo los expertos hablan cada vez más del alzheimer prematuro. ¿A qué se refieren exactamente?

—Llamamos enfermedad de Alzheimer de inicio temprano a la que se presenta antes de los 65 años. Entre un 5 y un 10 % de los nuevos diagnósticos corresponden a enfermedad de Alzheimer temprano. En esta franja de edad el diagnóstico ha sido tradicionalmente más complicado, no sólo porque pueden tener síntomas atípicos, sino porque al tratarse de pacientes más jóvenes, generalmente en activo, la clínica en ocasiones se atribuía a causas psicológicas y tardaban más en ser remitidos para estudio. Gracias a las nuevas técnicas diagnósticas (en especial al uso de los biomarcadores biológicos de la enfermedad en nuestra práctica clínica diaria), se realizan diagnósticos más precisos y precoces de estos pacientes.

¿Es importante la detección precoz?

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—La posibilidad de la detección precoz de la enfermedad de Alzheimer ha constituido un cambio de paradigma en nuestra forma de entender la enfermedad. El uso de biomarcadores en esta fase nos ha permitido alcanzar una confianza en la fiabilidad de nuestro diagnóstico y ha aportado la posibilidad de instaurar tratamientos farmacológicos y no farmacológicos (nutrición, estilo de vida, deporte, estimulación cognitiva, socialización) que permitan al paciente disfrutar de una buena calidad de vida durante más tiempo, además de aumentar su conocimiento de la patología, aumentando su autonomía y capacidad de tomar decisiones acerca del futuro. Por supuesto el diagnóstico precoz permitirá administrar tratamientos modificadores de la enfermedad (cuando los tengamos disponibles) en fases en las que el paciente no tiene pérdida de funcionalidad o ésta es muy leve.

¿De qué tratamientos se disponen ahora?

—Los tratamientos disponibles actualmente son sintomáticos, es decir, actúan sobre los síntomas, pero no ralentizan la enfermedad a nivel biológico (la enfermedad continúa avanzando en nuestro cerebro de modo inexorable). Estamos a la espera de la aprobación de terapias modificadoras de la enfermedad, que podrían ralentizarla.

¿Hasta entonces cuál es la mejor forma de prevenirlo?

—Una intervención multifactorial, preferiblemente en edades tempranas de vida (mejoría del nivel educativo, dieta mediterránea, control de factores de riesgo vascular, abstención de tóxicos, ejercicio físico, corrección de déficits auditivos y visuales, estimulación cognitiva y evitar aislamiento social, entre otras medidas) podría retrasar la aparición y la progresión de los síntomas de la enfermedad.

¿Hay una infradiagnosticación en Baleares?

—Tanto los familiares de enfermos como profesionales implicados en el diagnóstico de pacientes con enfermedades neurodegenerativas luchamos para que un diagnóstico correcto y precoz llegue a todos los afectados; no obstante, la excelencia es difícil de conseguir. Existen casos no diagnosticados por diferentes motivos; a algunos no se les ha podido realizar un estudio completo, otros tienen una complejidad excesiva que requiere seguimiento longitudinal y en otros no se ha sospechado la enfermedad.

¿Cómo llegan los casos a la unidad? ¿Es el médico de familia clave a la hora de sospechar de un caso de Alzheimer a edades tempranas?

—Los pacientes nos son remitidos a la Unidad desde Atención Primaria, pero también desde otros servicios hospitalarios (tras un ingreso por ejemplo) o desde el área de Urgencias. El diagnóstico precoz es complicado en Atención Primaria, pues es en la atención especializada donde tenemos las herramientas diagnósticas más potentes para ello. No obstante, cada vez se remite al paciente de modo más precoz y adecuado en base al mejor conocimiento de la enfermedad y al cambio de paradigma antes comentado (se va abandonando la tendencia nihilista en torno a la detección de los problemas cognitivos).

¿Se someten los familiares de enfermos de Alzheimer a pruebas para detectar la probabilidad de desarrollar la enfermedad a lo largo de su vida?

—Debido a las implicaciones que la enfermedad de Alzheimer determina en todos los ámbitos de la vida (social, sanitarios, psicológico, e incluso económico), los familiares de enfermos están muy concienciados y suelen consultar más rápidamente por quejas cognitivas o conductuales en ocasiones sutiles. Si está indicado, se les realizan las exploraciones pertinentes en cada caso (exploración neuropsicológica, analítica, neuroimagen estructural, neuroimagen funcional, análisis de LCR) . La combinación de estas pruebas ofrece una alta fiabilidad diagnóstica incluso en personas con síntomas prodrómicos, síntomas muy leves que aún no tiene afectación de sus actividades. Muy excepcionalmente estaría indicado un estudio genético de la enfermedad de Alzheimer. Por lo general, fuera del contexto de ensayos clínicos, no está indicado el estudio diagnóstico en familiares asintomáticos .