Agustí y el equipo de Shark Med en plena operación en el Mediterráneo | Shark Med

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Fue en 2017 cuando dos amigos, Agustí Torres y Eric Clua, se juntaron para hacer el que sea probablemente uno de los proyectos más grandes de su vida. A pesar de que ambos provienen de ramas del conocimiento muy distintas -el primero es fotógrafo mientras que el segundo es científico-, les mueve una pasión pasión común: el Mediterráneo, en concreto uno de los animales que, al menos por el momento, sigue habitando sus aguas, los tiburones. «Soy fotógrafo con más de 10 años de experiencia y soy un enamorado del Mediterráneo. Quizás hayan sido estos elementos juntos los que me han permitido ver la necesaria que es la protección de los tiburones en nuestro mar».

Y es que, tal y como ha mencionado Torres, estos animales están en un peligro muy crítico en las aguas mediterráneas. No solo su población ha ido menguando dramáticamente estos últimos años, sino que no existen suficientes estudios o asociaciones que se preocupan de su conservación y bienestar más allá de su interés pesquero y comercial, el cual contaba tan solo el número de muertos dejando de lado datos tan importantes como su causa de la muerte y sus rutas en la costa, a día de hoy un gran misterio en la mayoría de especies. Así fue como, tras tres años de pruebas, investigación y creación de infraestructura, Torres y Clua crearon Shark Med, una asociación que «lucha para la recuperación y conservación de los tiburones en el Mediterráneo occidental» y que pretende poner fin a ese «vacío científico» que se encuentra en el área de conservación de tiburones.

Y no es para menos, porque Torres arroja cifras muy pesimistas sobre los escualos en el mar balear. «En estos cincuenta años, la población de tiburones en la costa balear ha disminuido alrededor de un 97 y 98 por ciento de forma exponencial, es decir, estos últimos años se han perdido más ejemplares que nunca. El Mediterráneo es la zona donde se han perdido más tiburones del mundo». Este se trata de un dato que no solo ha sido extraído tras exhaustivas investigaciones científicas, sino que la asociación también ha ido manteniendo contacto con barcos pesqueros para saber si han avistado escualos para hacerse una idea de su presencia en la costa. Por desgracia, casi ninguno de los pescadores a los que han consultado ha logrado avistar especímenes en su barco.

Tintorera acercándose al cebo puesto por Shark Med

«Una de las principales razones de este descenso demográfico se debe sin duda alguna a la sobrepesca, incentivada por una parte por el miedo mal infundido de los tiburones por parte de la sociedad, y por otro lado por la falsa creencia de que, si se eliminan estos animales del mapa, habrá más pesca disponible para la consumición humana», explica Torres, quien añade que es precisamente los sistemas de pesca actuales, como la de palangre o arrastre, uno de los mayores problemas que ocasiona muchas muertes accidentales de la especie. «En el caso de las tintoreras, por ejemplo, si las pescas las debes devolver al mar. Pero en muchas ocasiones hemos vistos estos peces con anzuelos clavados nadando en el mar, lo cual les puede ocasionar la muerte».

Si se desglosa la información de Torres en especies de escualos, el fotógrafo hace mención especialmente a tres tipos: la tintorera, el tiburón marrajo y el tiburón blanco. En el caso de estos dos últimos, está prohibida la pesca debido a que se encuentran en peligro crítico en el Mediterráneo según el Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) por su bajísimo número de especímenes en aguas mediterráneas. Esta afirmación es especialmente cierta en el caso del tiburón blanco, sobre el cual se «desconocen completamente» sus hábitos y rutas en el Mediterráneo y, tras cuatro años de búsqueda, Shark Med aún no ha podido encontrar un espécimen para investigación científica. «Mucha gente se piensa que ni existen los tiburones en el Mediterráneo», asegura Torres con tristeza.

El cofundador de Shark Med ha finalizado con que, para poder poner fin a esta situación, no solo se necesita un plan estatal de conservación que contemple toda la costa mediterránea, sino que también es necesario un diálogo con el sector pesquero para cambiar las prácticas que ponen en peligro la supervivencia de los tiburones. «El tiburón blanco es una especie que le cuesta mucho reproducirse, ya que las hembras tardan mucho en llegar a la madurez sexual y crían muy poco. Tener localizadas las rutas de migración y las zonas de reproducción así como encaminar la pesca a técnicas menos agresivas es la clave para asegurar la permanencia de estos peces en nuestras aguas».