M. V,, de espaldas para que no la reconozcan. | R.L.

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«Señora mayor de 80 años busca habitación». Detrás de este anuncio está M.V., una menorquina criada en Mallorca que está desesperada: no encuentra un hogar donde vivir con su pareja. A pesar de su edad, recién cumplidos los 83, tiene un espíritu joven. Sin embargo, la vida no le ha muy tratado bien, explica. Hace tan solo unas semanas que junto a su pareja José, mucho más joven que ella, pegaron anuncios en algunas farolas de Ciutat en los que pedían ayuda ciudadana para cumplir su sueño. Estos carteles ya circulan por redes sociales, incluso algunas cuentas, como Hechosoechas, se han hecho eco del anuncio lamentando la situación de M.

Hace más de tres meses que la mujer está en una residencia, después de que fuera desahuciada de un piso del Ibavi por impago. Según confiesa, dejó de pagar porque le subieron la mensualidad, a pesar de ser ésta muy baja –dice que se incrementó en 50 euros. No ha querido dar más detalles, pero los agentes sociales la reubicaron en un centro de personas mayores por vía judicial debido a su situación personal y de vulnerabilidad. M. cobra una pensión de unos 400 euros, aproximadamente, y es consciente de que no puede encontrar una vivienda económica, aunque le gustaría.

Ser persona mayor en busca de piso no es nada nuevo, y aunque no se ha acentuado en estos años, no es el único colectivo afectado por los precios. «Hoy en día es complicado para cualquier persona encontrar un piso o una habitación», destaca el presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, José Miguel Artieda. La inflación ha dejado a muchas personas desamparadas, y más cuando se trata de perfiles mayores. «Son los que lo tienen más complicado para buscar un alquiler», destaca Artieda.

‘Coliving'

Desde el sector inmobiliario subrayan la importancia del coliving sobre todo para gente mayor y sola que busca compañía. «Al convivir con gente más joven, esto tiene un efecto muy positivo para este colectivo. Se trata de viviendas pequeñas, adaptadas con zonas comunes que invitan a la convivencia». Sin embargo, critican que en todos estos años «el Govern no haya promocionado ni haya fomentado este tema a nivel urbanístico», explica Artieda. Además, el sector cree que «no interesa» a nivel político, y esto les preocupa: «Deberían diseñar el coliving, no solo para gente mayor sino para jóvenes o personas solas. Por ahora, solo se ha visto una mención en el decreto de emergencia habitacional, pero la burocracia va muy lenta para que llegue a aprobarse», lamenta, aunque espera que sí haya un consenso político en esta legislatura.

M. V. narra que siempre ha estado de alquiler. Es madre, se ha dedicado a la limpieza y, tras divorciarse, ha tenido una vida «muy complicada» que le ha impedido comprar una vivienda. Relata además que «he sufrido mucho, pero he intentado salir siempre adelante». Con su pareja, José, llevan juntos muchos años y él la visita con frecuencia a la residencia.