Balears abre camino en España al convertirse en la primera comunidad autónoma que ofrece un programa de atención psicológica especializada a los familiares de los desaparecidos forzosos del franquismo y los especialistas se están llevando más de una sorpresa. Anna Miñarro es psicóloga especializada en Memoria Histórica y coordinadora en Balears del plan de atención psicológica incluido en el IV Pla de Fosses aprobado por el Govern la legislatura pasada.
- Balears es la primera comunidad en poner en marcha un servicio específico de atención y acompañamiento psicológico a los familiares de las víctimas de desapariciones forzosas. ¿Por qué es necesario ese servicio?
- Todos creen que el sufrimiento vinculado a la ausencia interminable de un ser querido se acaba al recuperar sus restos, pero eso es algo completamente falso. Lo que se pretende es formar grupos de distintas edades para que los mayores (hijos e hijas de desaparecidos) puedan transmitir lo que sienten y para que a su vez los nietos y bisnietos conozcan su sufrimiento. Lo que nos estamos encontrando es toda una sorpresa y rompe con el falso mito de que el sufrimiento vinculado a la ausencia interminable de un familiar desaparecido acaba al recuperar sus restos. Estamos viendo que no se ha podido hacer el duelo, ha estado ignorado o ha quedado congelado en el tiempo y en el momento en el que aparecen los restos de un desaparecido se reactivan los síntomas. El acompañamiento psicológico de los familiares es una situación importantísima y así supo verlo el anterior Govern.
- Por lo tanto llevan tiempo trabajando con los familiares de las víctimas, ¿Ahora lo harán por primera vez en Manacor?
- Hemos abierto grupos que nos permiten que entre los familiares afectados puedan trabajar el duelo. Los profesionales del programa que yo coordino (en total somos cuatro psicólogos) tenemos acceso a un censo de familiares que a demanda solicitan un acompañamiento psicológico. Hasta junio el Govern nos ponía en contacto con esos familiares que solicitaban el acompañamiento, pero desde que hubo el cambio de gobierno no se nos ha pasado ninguna solicitud. Las que nos han llegado por petición directa las estamos atendiendo. Hacemos un acompañamiento que en algunos casos es también social y médico. Tenemos casos en los que es necesario un cambio de medicación para tranquilizar a las personas con sus ancestros desaparecidos. Algunas personas están llegando a través de las entidades memorialistas. Estamos atendiendo a personas de Mallorca de Ibiza y de Formentera en este momento. Con la reunión de Manacor queremos que todo el que pueda necesitar el servicio tenga la oportunidad de venir a informarse.
- Dice que al recuperar los restos de los ancestros aparecen síntomas. ¿De qué síntomas hablamos?
- Por una cuestión de confidencialidad no puedo dar detalles, pero sí que puedo decir que el síntoma más importante es la melancolía. También la tristeza, una tristeza enorme, especialmente en las mujeres.
-¿Viven igual el duelo los hijos de las víctimas que las siguientes generaciones?
- A la primera generación le cuesta más hablar, porque lo ha sufrido directamente. La melancolía y la tristeza se dan más en segundas y terceras generaciones. No todos los casos son iguales y hay memorias distintas. De entrada nos encontramos ante una dificultad psíquica que es que el olvido no existe. Por mucho que quieras olvidar algo, para que lo consigas olvidar hay que recordarlo primero, volver a pasar por el corazón, elaborar la pena, el maltrato y el terror. Para eso es importante entender que la reconciliación depende por un lado de que no haya conflictos, pero también hay que entender que no puede hacerse sin historia ni pasado. Precisa hacer un proceso complicado de reconocimiento, asumir responsabilidades y crear las condiciones para que no queden deudas pendientes. Eso es la reconciliación. En el IV Pla de Fosses del Govern balear, por primera vez en España, un gobierno autonómico considera necesario que haya un grupo de cuatro profesionales que tiene que escuchar a las víctimas.
- Las familias han tenido que esperar más de 80 años para recuperar los restos de sus seres queridos y no todos lo han hecho...
- Así es. Algunos pensaron que cuando aparecieran los restos de un desaparecido se cerraría una herida, pero los miedos han persistido y a una parte le cuesta. Ayer me comentaban lo común que es que amigos de toda la vida, que saben que has recuperado los restos de tu familiar desaparecido durante tantos años, sean incapaces de preguntarte cómo estás. El silencio y el miedo aún están presentes.
- ¿La situación es la misma en todas las Islas?
- No. El grupo de atención psicológica trabaja ya con descendientes de víctimas de la Guerra Civil y la represión en Mallorca, Ibiza y Formentera. No así en Menorca donde el miedo es mucho más importante. Ese miedo, a veces propio y a veces inducido, produce una privatización de la memoria. Por eso es tan importante que la comunidad se implique. Si no lo conseguimos es porque el conjunto de la sociedad está enferma.
- ¿Es por tanto una responsabilidad compartida? ¿Todos podemos aportar un granito de arena?
- Sí. Una de las preguntas más repetidas es ¿Por qué tengo que hablar con este señor o con este otro de la recuperación de los restos de su padre o de su abuelo? El silencio no responde al olvido, es un imperativo social. Llegamos a creer que lo que pasó tiene que ser privado, incluso como si fuera una cuestión de sentido común. Eso conlleva una falta de identidad importante y te sitúa en la marginalidad. Muchas personas, justo cuando se hacen las ceremonias de entrega de los restos y de homenaje a las víctimas, están en condiciones de que puedan aparecer síntomas. Ha sido una de mis sorpresas. Por eso es tan importante hacer este acompañamiento y reconocer que es indispensable inhumar, escuchar y que los sobrevivientes y las generaciones posteriores convivan de manera pacífica y conciliadora. No se pretende avivar el maltrato, sino proceder a un reconocimiento. Cuando interpretan que si se inhuma se despiertan odios no es verdad. Hay que autorizar socialmente el diálogo de memorias, también políticamente. Eso seguramente es lo que vio el Govern, sobre todo por la lucha de las entidades memorialistas. En el año 1977 se hicieron leyes (como la Ley de amnistía) que no protegían a todos los ciudadanos.
- ¿A cuántos pacientes atienden en este momento?
- Actualmente tenemos 58 que nos trasladó la anterior Direcció General de Memòria Democràtica. Se han sumado unos 14 más que han llegado por otras vías. Todos son de Mallorca, Ibiza y Formentera. Estamos a la espera de formar un grupo en Menorca, aunque sabemos que allí es más complicado porque hubo contienda. El miedo y el silencio tiene una importancia radical. La reunión de este jueves en Manacor pretende que los familiares que quieran se expresen en público y que los que prefieran no hacerlo en público puedan comunicarnos lo que necesitan en privado. El Ajuntament de Manacor nos ha facillitado el espacio de la Institución Pública Antoni Maria Alcover para el encuentro de este jueves, pero lo cierto es que nos estamos encontrando con problemas para que el Govern nos ceda espacios adecuados. Necesitamos un sitio lo suficientemente privado y tenemos que cumplir con la Ley de Protección de datos, no podemos hacer un listado con los nombres de los asistentes y eso tienen que entenderlo. Hemos tenido que buscarnos la vida para no frenar el programa porque no nos podemos permitir dejar a las personas que lo necesitan sin atención. Nos hemos tenido que buscar la vida incluso haciendo reuniones en hoteles.
- ¿Notan una mejora de los pacientes?
- Sí. Es necesario tener un espacio de palabra y de reflexión que nos lleve a la reconciliación y a mejorar los síntomas. La tristeza y melancolía compartida les deja más tranquilos. Tenemos personas que tomaban medicación que han podido dejar de tomarla. Pasan a recibir lo que realmente necesitan.
- ¿Los que aún siguen buscando a sus desaparecidos tienen esperanza de hacerlo o ya se han dado por vencidos?
- Aún hay personas que están pendientes de encontrar a los suyos y no han perdido la esperanza después de las intervenciones que se han hecho en Manacor, Son Coletes y Sant Llorenç. Cuando se habla de la posibilidad de recuperarlos hay que reconocer los errores y no olvidar. Si se olvida aumentamos el malestar de las personas y del conjunto de la comunidad. Por eso es tan importante que una institución, en este caso el Ajuntament de Manacor, se implique.
2 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
... la señora tiene toda la razón, pero que sepa que es una verdad de perogrullo, no ha inventado el fuego... duele la ausencia de la persona, tanto si se tiene el cuerpo inerme como si no, porque al fin y al cabo se le ha acabado la vida, y sabes que no lo vas a volver a ver nunca más... lo que la ausencia de restos molesta bastante, porque desde tiempos prehomínidos tenemos eso de honrar y despedir, y es más fácil con unos restos tangibles... en cuanto a lo que dicen algunos insensibles por ahí, el ostracismo que reclaman es lo que merecen ellos mismos...
Entonces ¿por qué tanto empeño y tanto enredar escarbando en todo tipo de lugares para extraer restos de personas fallecidas hace 80 años? Dejad a los muertos en paz, que ellos hace ya mucho tiempo que están en otra vida y no les importan para nada vuestras paranoias.