De los 335 protocolos abiertos, el 82 % de las conductas autolíticas se registraron en la franja de edad que oscila entre los 12 y los 18 años y el 70 % correspondió a alumnas. Asimismo, el 78 % de los protocolos se activó en Mallorca. Según la valoración del riesgo, el 40 % era alto, otro 40 % era medio y el 20 % restante, bajo. No pueden establecerse comparativas con cursos anteriores, pues el protocolo inició su aplicación en marzo de 2021.
Para la autora, «más allá de detectar y derivar los casos a los recursos sanitarios pertinentes, la escuela debe ser inhibidora de este malestar y debe activar espacios de convivencia sanos en los que el alumnado se sienta bien y pueda llegar a encontrar su bienestar y mantenerlo en el futuro. Superar los problemas con un soporte sociofamiliar enseñará nuevas habilidades y elevará la autoestima».
Aina Amengual señala en su artículo que «es sensato afirmar que no siempre todo está en manos de los docentes. Reconocer este hecho puede ser un factor protector. Los centros educativos deben crear una cultura y un clima de inclusión y respeto a las personas que generen participación, confianza, seguridad y vínculos entre ellas. De esta forma también aseguraremos el bienestar de la comunidad. A su vez, es importante que se trabaje con el entorno para crear una red familiar, escolar y social sólida.
La implicación de todos los miembros de la comunidad es necesaria para abordar situaciones tan complejas de desesperanza». Amengual destaca que, siguiendo recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la UNESCO, «tanto la familia como el centro deben asegurar que quien pasa por una situación difícil no tiene acceso a medicamentos y objetos punzantes, y que está en espacios seguros. A veces, es necesario realizar un seguimiento y vigilancia».
Emociones
Además, el centro educativo debe crear las condiciones organizativas y metodológicas adecuadas para implantar programas de competencias socioemocionales, que son esenciales para impulsar la educación integral del alumnado. Las competencias relacionadas con las emociones ayudan a afrontar los retos de la vida y conseguir bienestar personal y social».
La última línea de actuación, según la autora, sería «detectar los casos en riesgo de forma temprana, así como evaluar, gestionar y hacer seguimiento de las personas con pensamientos y comportamientos suicidas en los centros educativos. El protocolo pone de manifiesto la necesidad de establecer una estrecha colaboración entre el centro, las familias y los servicios de salud. En lo que respecta a la sociedad, se necesita más sensibilización e información sobre la cuestión para desmontar mitos, identificar indicadores y poder ofrecer ayuda en el momento adecuado».
El apunte
El Centre Joan Mesquida presta servicios y apoyos a la inclusión
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Ayuda a la prevención del suicidio
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