La joven andaluza defiende que no existe relación entre su grupo de viaje y los eventos que, según las autoridades competentes, desencadenaron el megabrote de coronavirus entre estudiantes peninsulares en Mallorca.

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Marina Baena tiene 17 años, como la mayoría del grupo de unos treinta jóvenes de Córdoba con los que emprendió el viaje a Mallorca el pasado 22 de junio. Algunos han cumplido ya los 18. A diferencia de otros no habla de secuestros e intenta ser conciliadora, pero al final acaba por repartir culpas. Lo hace rompiendo una lanza a favor de los visitantes de otras comunidades autónomas: «Se le echa mucho la culpa a los peninsulares pero en los macrobotellones había mucha gente de Mallorca».

Su sensación después de dos días recluida entre las cuatro paredes de su habitación en el hotel Covid de Palma es de «agobio, frustración. Esto es un despropósito» asegura, y echa en falta «más comunicación entre las administraciones y con nosotros». La estudiante andaluza lamenta que han sido trasladados al recinto sin apenas explicaciones, y sin tener ningún positivo en el grupo ni haber mantenido contacto directo con un positivo -que les conste, al menos-.

Además defiende que no existe relación entre su grupo de viaje y los eventos que, según las autoridades competentes, desencadenaron el megabrote de coronavirus entre estudiantes peninsulares en Mallorca. «Nosotros llegamos después del concierto de reguetón de la plaza de toros», asegura la joven, que afirma que entre las actividades que participaron en los primeros días de estancia se encuentra la visita a un parque acuático.

Defiende en todo caso que sus condiciones de viaje -con PCR negativa un mínimo de 72 horas antes- y las actividades de la empresa contratada para amenizar su estancia en Mallorca se ajustaban a la legalidad y estaban amparadas por el propio Govern. Por eso mismo no acaba de entender la decisión tajante de confinar a muchos de los estudiantes que, como ella, han llegado en los últimos días a la Isla.

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Asimismo afirma que en todas las actividades en las que participaron había personal destinado al control y en líneas generales se respetaban las medidas de seguridad. En sus días de vacaciones en Mallorca han visto bastante presencia policial impidiendo reuniones y excesos. «Nosotros no hemos participado en esos macrobotellones con miles de personas en la playa», asegura

¿Cuál será su futuro más inmediato? Es difícil de aventurar. «No tenemos ni idea, no sabemos qué será de nosotros», corrobora la joven. Depende en buena medida de lo que decidan las autoridades competentes, en este caso la Conselleria de Salut que trabaja en coordinación con la Junta de Andalucía. A Baena le han llamado rastreadores del Govern y también del Ejecutivo andaluz. Su grupo ha obtenido algo de información a través del teléfono de InfoCovid, y gracias a la empresa que contrataron para realizar algunas actividades en Mallorca.

«Hoy tenía cita para una PCR en Córdoba, teníamos que regresar este pasado domingo pero ahora mismo no sabemos cuánto tiempo más debemos quedarnos aquí. Nuestro grupo había decidido hacer un autoconfinamiento a la llegada a casa», añade, a sabiendas de que la pandemia de coronavirus sigue vigente.

Además, la cordobesa pone el foco en que la responsabilidad en una situación como esta no entiende de límites territoriales. «La gente de Mallorca también estaba. A nosotras nos venían a llamar la atención al balcón, nos decían ‘veniros a un polideportivo de s'Arenal, que hay fiesta'. ¿Cómo vamos a ir sin conocerlos y con todo el Covid?», explica Baena.

«Entendemos que el Govern tome medidas, pero no es lógico lo que están haciendo con personas como nosotros, que no tenemos ni un positivo», recalca la estudiante, que recuerda que muchos de los que han sido alojados en el Palma Bellver son menores de edad. Sobre la posibilidad de emprender medidas legales, como ya han iniciado algunas familias, la joven afirma que «con el tiempo y una vez ya en casa ya se verá».