Imagen de archivo de la playa de Macarelleta | Archivo

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Las Consellerias de Salud y Medio Ambiente han animado este martes a los ayuntamientos costeros de las Islas a integrarse voluntariamente en la red de playas sin humo, una iniciativa que busca «promover los entornos y hábitos saludables», así como «sensibilizar a la población sobre la importancia de no dejar residuos en los espacios naturales».

En un comunicado, la Conselleria de Salud explica que la responsable de este departamento, Patricia Gómez, y el conseller de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, Vicenç Vidal, se han reunido por este motivo con la Federación de Entidades Locales de Baleares (Felib), junto con representantes de las direcciones generales de Salud Pública y Participación, y de Educación Ambiental, Calidad Ambiental y Residuos.

Así, han informado de que se trata de una propuesta nueva y voluntaria, mediante la cual se apela a «la responsabilidad y el respeto» y no a las «normas o sanciones». En otras palabras, los consistorios mismos decidirán qué parte de su litoral adherir a la red y, luego, velarán por evitar que nadie fume en estos sitios, si bien la Policía Local no podrá sancionar a los fumadores.

En cuanto a motivos de salud, Gómez ha recalcado que el tabaco no solo es «la causa directa de numerosas patologías como el cáncer de pulmón, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o enfermedades cardiovasculares», sino que también agrava otras enfermedades y las colillas suponen, además, un peligro para los niños pequeños.
Por su parte, Medio Ambiente ha aplaudido la «repercusión positiva» que esta red puede tener en la naturaleza, ya que las colillas son los residuos más abundantes en la basura marina, por delante de los plásticos, y que éstas se han encontrado en los estómagos de aves y tortugas, según han recordado.

En este sentido, han detallado también que una sola colilla contamina ocho litros de agua y que el filtro del cigarrillo -en el que quedan atrapadas sustancias como el alquitrán, el plomo o la nicotina, entre otros- puede tardar hasta diez años en descomponerse.
Por otra parte, los promotores de la red de playas sin humo han apuntado que, también desde el punto de vista turístico, «cada vez son más valoradas las playas sin humo como reclamo de un turismo familiar y que la suciedad genera más gastos en limpia».