Según informa en un comunicado la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, la peculiaridad del actual año hidrológico lleva al Ejecutivo balear a adoptar medidas para garantizar el abastecimiento de agua y su calidad durante la temporada alta, época seca en que las altas temperaturas y el incremento de la presión demográfica agravan el estado de los acuíferos.
Así, aunque cada isla vive una situación diferente, la Conselleria prevé trabajar conjuntamente con los ayuntamientos para gestionar la demanda adecuadamente dotándoles de las herramientas necesarias para reducir el consumo y concienciar la población de la necesidad de ahorrar agua.
Parte de la solución de los problemas de sequía y de salinización de acuíferos pasa por la utilización preferente de recursos no convencionales, como las aguas pluviales, las aguas depuradas y las aguas desaladas, y sobre los subterráneos, que se tendrían que utilizar durante el verano para complementar los no convencionales. Además, de acuerdo con el Plan Hidrológico vigente, los núcleos con más de 20.000 habitantes tienen que disponer de un plan de emergencia en caso de sequía aprobado por la Dirección General de Recursos Hídricos.
Embalses, al 30% de su capacidad
Sólo el 5 por ciento del agua de abastecimiento de Baleares procede de los embalses, que están al 30 por ciento de su capacidad de almacenaje. La fuente más importante de suministro en las poblaciones es el agua subterránea, que representa el 85 por ciento del recurso destinado a este uso, seguido de las aguas desaladas, con un 10 por ciento. Los acuíferos actúan en cierta manera como embalses ya que los materiales permeables almacenan el agua de lluvia, que permanece en el subsuelo hasta que se necesita y se extrae mediante pozos, por lo que también sufren la falta de lluvias.
El comportamiento habitual de los acuíferos de Baleares depende de los ciclos de extracción y recarga anual ya que se explotan intensivamente durante la estación seca, que coincide con la época de menos lluvias y más presión demográfica, y se recargan con las precipitaciones del otoño y el invierno.
Durante el año 2014 llovió poco, lo que impidió que durante el otoño y el invierno los acuíferos llegaran a los niveles habituales. Por ello, en el 2015 la temporada seca ya empezó con niveles un poco más bajos que habitualmente. La situación de los acuíferos se vio agravada por un gran ocupación turística y unas altísimas temperaturas, que incrementaron la demanda de agua. De acuerdo con los datos de la Agencia Estatal de Meteorología, este año no ha llovido mucho en comparación con la media de lluvias del invierno de este año.
La Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca ha analizado el estado de los recursos hídricos en Baleares, que se comportan de manera diferente según la isla.
Situación de cada isla
En concreto, en Formentera el recurso es muy escaso y todo el abastecimiento se hace con agua desalada. El gráfico de evolución de los recursos no presenta una tendencia clara, sino que refleja la situación de un acuífero en una isla pequeña que depende mucho de las lluvias.
En Eivissa hay una sequía hidrológica por la falta de lluvias de los dos últimos años agravada por la histórica ausencia de gestión de los recursos, unos recursos que actualmente se encuentran por encima de lo que es habitual en esta época del año, aunque no hay estabilidad en cuanto a la situación de sequía.
Por ello, el Govern tramita un Decreto de declaración de sequía y de medidas para paliar el efectos, que van encaminadas a aligerar la presión sobre los acuíferos durante la temporada baja para poder disponer de recursos subterráneos durante el verano, utilizando agua desalada en todos los núcleos que tienen acceso y proveyendo agua con camiones.
Además, se prevé reducir los caudales de extracción de agua de pozos para todos los usos, a excepción de los de abastecimiento o los asociados a la lucha contra incendios. Además, los ayuntamientos tienen que hacer una auditoría del agua que permita diseñar un plan de actuaciones para optimizar la gestión municipal del recurso.
En Mallorca la situación de los recursos todavía se mueve en los límites habituales del invierno, aunque son un 5 por ciento menos que el año 2014. Aunque los recursos se mantienen estables en el tiempo, se evidencian las dificultades de abastecimiento que han sufrido algunos municipios de la Serra de Tramuntana por la falta de agua o por la mala calidad del agua, por la presencia de sulfatos o del estado de los embalses. Estos hechos hacen pensar que si no llueve en los próximos meses puede haber dificultades por pasar la temporada turística.
En Menorca, los últimos años han sido húmedos, algo que, junto con una buena gestión del recurso, ha permitido que las reservas hayan aumentado. Sin embargo, hay problemas concretos relacionados con la salinidad del agua por la sobreexplotación de acuíferos, que se tienen que gestionar adecuadamente.
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