En la última jornada del juicio, la abogada del encausado lo calificó como homicida pero no como asesino, por lo que solicita para él una pena de diez años. Bernat aseguró que «no tenía intención de matarla, sino suicidarse».
Las tres acusaciones sostuvieron en sus informes lo contrario: la muerte de Margalida Perelló fue un crimen premeditado que se plasmó «de una forma brutal», según la fiscal. El tribunal decidirá en breve la pena que tendrá que cumplir, que puede ir de los diez años que reclama la defensa a los 25 que pide la acusación particular. El jurado entiende que Bernat asesinó a su ex mujer de manera premeditada, por sorpresa y con enseñamiento.
El acusado empleó el turno de última palabra para perdir disculpas uno a uno a todos los familiares directos de su exmujer, incluyendo a los dos hijos que tenían en común y a la nueva pareja.
Las acusaciones mantienen que Bernat acudió el 1 de febrero a las nueve de la mañana a casa de su exmujer con la intención de acabar con su vida. Se apoyan en que llevaba encima un cuchillo de cocina y un punzón. También destacaron que el ataque se produjo justo en la puerta.
Otro de los puntos de disputa entre las partes es si Bernat merece un atenuante por haber actuado con sus facultades mermadas por un problema psíquico. La defensa se apoya en sus peritos, que son los únicos que abonan esta posibilidad.
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