Dada la dificultad de acercar posturas, sindicatos y patronal acordaron reunirse en mesas técnicas más reducidas desde ayer. En la imagen, una de las primeras reuniones celebrada a principio de año. | Jaume Morey

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Sorprendidos e indignados. Así es como se despertaron ayer los sindicatos al leer el paquete de medidas que exige la Federación Hotelera de Mallorca (FEHM) al Gobierno y que presentaron el martes en Madrid en plena negociación del convenio colectivo de hostelería en Balears. La noticia no ha hecho más que calentar aún más los ánimos de los representantes de los trabajadores, que ayer por la tarde se reunieron con la patronal sin conseguir ningún avance. En el encuentro de ayer acudieron menos representantes con el fin de agilizar las negociaciones, pero el intento sirvió de poco. Esta tarde se reunirán de nuevo.

«Este planteamiento es vergonzoso, especialmente cuando negocian el convenio», lamentó el responsable de CCOO, Ginés Díez, quien acusó  a la patronal hotelera de Mallorca de «actuar al margen del resto de organizaciones empresariales». «Parece que buscan conflicto en vez de paz social, es una propuesta provocadora», indicó su homólogo en UGT, Antonio Copete.

Precarización
Rechazaron las medidas laborales que plantean porque «implican mayor precarización y una reducción salarial no del 20 %, si no de hasta el 50 por ciento a través de la externalización de servicios». Según los sindicalistas, la indignación sindical se extiende al resto del Estado ya que las demandas de los hoteleros mallorquines.

El presidente de la FEHM, Aurelio Vázquez, justificó la necesidad de implantar parte del paquete de medidas por la pérdida de competitividad del sector en España y ante el auge de destinos competidores del mediterráneo, como Grecia, Turquía Egipto. Sin embargo, desde CCOO, recordaron que las condiciones laborales de los trabajadores en hostelería en estos países «son pésimas», por lo que lamentó que los hoteleros «quieren que seamos los nuevos esclavos del siglo XXI».

Además, Copete acusó a la FEHM de «querer meter mano al bolsillo de los ciudadanos y que paguemos sus impuestos.

Por su parte, EU denunció que la «ambición y la insolidaridad de los hoteleros no tiene límites», mientras que la diputada de MÉS, Fina Santiago, consideró que la propuesta de reducción salarial «es una demostración de como la reforma laboral promueve la codicia de los grandes empresarios y la debilidad de los trabajadores».