José Raya está al frente de Punkytrans, empresa que fundó cuando tenía 20 años al acabar la mili.

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José Raya tiene 50 años y hace 30 años, recién acabada la mili, decidió lanzarse a una aventura que le cambió la vida: fundar su propia empresa. De esta manera fue como fundó la empresa de transporte Punkytrans: «me dedicaba al mundo de la fruta; iba a los mercados de Valencia a comprar la fruta. Seguí trabajando de lo mismo hasta que acabé la mili y cuando la acabé decidí empezar por mi cuenta. Tenía 20 años y 15 días; lo recuerdo como si fuera ayer y han pasado ya 30 años», recuerda emocionado Raya, quien además es el presidente de la Asociación de Transportistas de la patronal Pimeef. Así fue cómo en 1994 José Raya cogió un camión que tenía su padre parado y empezó a hacer viajes a la Península para cargar la fruta hacia Eivissa. «Empecé con un camión, a los dos años compré el segundo camión, al año siguiente el tercero y así cada año hemos ido comprando uno o dos camiones.

Ahora, entre camiones y remolques, tengo 90», explica el dueño de Punkytrans, quien empezó como el único trabajador de la empresa y ahora tiene una plantilla de 52 profesionales con posibilidad, incluso, de incorporar a unas ocho personas más. Inicialmente empezó transportando fruta, su ámbito conocido, para más adelante dedicarse al transporte de plantas y hace 12 años empezaron con el material de construcción, «que nos ha hecho crecer mucho porque hay mucha demanda».
La primera delegación de Punkytrans, que tiene como lema ‘los problemas vienen solos, tu mercancía no', abrió en Eivissa para, más adelante, abrir la segunda en Valencia, la siguiente en Barcelona y la última que han abierto está en Palma. «Al final vas haciendo tu trabajo, los clientes te van llamando, van repitiendo porque están a gusto, se van quedando, te recomiendan y te van entrando más clientes». Y es que, aunque pueda parecer increíble, esta empresa ibicenca no tiene presencia en redes sociales. «Siempre hemos funcionado por el ‘boca a boca'; no tenemos tiempo de estar en redes sociales, siempre tenemos mucho trabajo», asegura.

Echando la vista atrás, Raya rememora que lo más complicado de montar su propio negocio y que éste fuera tan específico fue «el empezar, el no saber es siempre lo que más cuesta; te vas dando tortas por todos sitios, pero vas aprendiendo con la experiencia». A nivel personal, mirando el camino recorrido en estos 30 años «me he dado cuenta de que me he perdido mucho porque no me he enterado y mis hijos se han hecho mayores. En el ámbito profesional, me he dado cuenta de que todo esto va muy rápido. Un empresario no suele mirar atrás para ver lo que ha hecho; lo único que piensas es en seguir hacia adelante. Lo importante es mirar hacia adelante y seguir poco a poco».

Durante estos 30 años de vida, Punkytrans ha pasado por «muchos momentos difíciles», pero sin duda el peor por su impacto fue la crisis del coronavirus. «Se paró todo; como nosotros no llevábamos alimentación tuvimos que parar todos los camiones y mandar todo el mundo a casa. Se generó un gasto enorme que costó recuperar trabajando mucho. Ha sido el peor momento, sin duda». Pese a ello, no desfalleció y no tiró la toalla. «No pensé en dejarlo; en este trabajo no se está por dinero sino por gusto y vocación de servicio; no conozco a nadie en este sector que mire lo que gana. Todos tenemos mucha vocación de servicio y aguantamos lo que venga», precisa. Y eso que ha recibido interesantes ofertas para vender su empresa, la última hace unos meses por parte de un fondo de inversión. «Los fondos de inversión están comprando muchas empresas de transporte para hacerse más grande todavía. Cuando te ponen una oferta muy buena delante piensas, ¿merece la pena todo esto, el seguir? Y al final sí que merece la pena porque lo has creado tú; es como un hijo. Yo siempre digo que tengo tres hijos y que no vendo a ninguno de los tres», comenta entre risas.

Punkytrans
La empresa cuenta con 52 trabajadores, aunque necesita más.

SACRIFICIO. Ser transportista y tener a la vez una empresa de transporte es un trabajo duro y muy sacrificado. «Es un trabajo muy sacrificado; para mis hijos no lo quiero porque esto de coger el camión e irte a dormir a cualquier gasolinera o polígono, noches de temporales en los barcos... es un trabajo duro y no es de los que mejor pagados están», afirma. Esto último provoca precisamente que tengan una casi permanente falta de personal «porque la gente joven decide meterse en otros sectores antes que en éste», por ejemplo, en hostelería o el sector del taxi. A esto se suma que para ser transportista tienes que sacarte los permisos específicos para ello, además del certificado de aptitudes profesionales (CAP) que se implantó hace unos años «y necesitas muchas horas para sacártelo y todo esto van sumando trabas y la gente decide irse a otros sectores. En Eivissa se nota muchísimo con el tema del taxi; se nos va mucha gente al taxi en verano y, en invierno, los contratamos».

La falta de personal, según explica Raya, también se da en la Península, aunque de manera más acentuada en Eivissa. «No entendemos qué está pasando. En mi caso, intento que el que entre en casa esté a gusto y que se busque el equilibrio entre lo que el trabajador y lo que la empresa le pueda dar. Tengo gente desde hace 25 años y, si todo sigue igual y yendo por el buen, camino se jubilarán en la empresa». A esto se suma también que es un trabajo que exige un elevado grado de responsabilidad. «Lo menos deseable es ver a algún camión implicado en algún accidente o que vuelque, sin duda», precisa Raya.

Además de la falta de personal, el sector del transporte se enfrenta a otros problemas en Eivissa, como pueden ser los elevados costes de todo tipo en comparación a otras empresas con las que compiten en la Península. A esto se suma la falta de suelo y espacio industrial para poder desarrollar su labor. «Necesitamos más zonas industriales. El último polígono se hizo hace 25 años. Ahora hay colapso en los almacenes porque no hay sitio ni trabajadores y esto hace que los clientes se enfaden y no es lo que nos gusta. Nos gustaría tener un centro logístico como tienen en Palma y así mejoraría la eficiencia». Pero, sin duda, el que más preocupa es la falta de personal: «es la principal preocupación de todos los empresarios en Eivissa y la gran preocupación en cualquier empresa de transporte porque sin suficiente personal no puedes dar servicio y sin servicio es cuando empiezan los problemas». A esto se suma, además, que las empresas de transporte ibicencas no están exentas del uso del tacógrafo como sí que pasa en Formentera.

En cuanto a sus próximas metas, el dueño de Punkytrans afirma que empezarán con el transporte en frío el año que viene, además de trabajar en abrir una delegación más en la Península, en este caso, en Madrid. Pero, sin duda, su próximo proyecto más ambicioso es Punkytrans Green. Se trata de una planta de transferencia de biomasa, un punto al que los viveros y jardineros, así como particulares, podrán llevar los restos vegetales para que sean convertidos en biomasa y, posteriormente, trasladados en sus camiones a la Península a centros de revalorización. «Tenemos entregado el proyecto de actividad, está pendiente de la licencia del Govern y de poder acabar las naves que estamos haciendo en Eivissa para la planta de transferencia; esperamos que en un mes y medio o dos meses podemos estar funcionando para sacar biomasa», afirma Raya, quien asegura que aprovecharán los camiones con los que traen mercancía para sacar la biomasa a la Península.