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La fuerte subida de los precios no ha afectado a la demanda. Los resultados turísticos de la Semana Santa han confirmado las expectativas más optimistas. Muchos hoteles permanecerán abiertos para iniciar ya la temporada veraniega que se anuncia con las mejores perspectivas. Los niveles de reservas son altos en todas las zonas tradicionales. Los niveles de gasto reales y los previstos son claramente superiores a los del año 2019. La creciente demanda es tanto nacional como internacional. Nuestros clientes europeos, con un alto índice de repetición, van a aportar la mayor parte de la clientela que se dirigirá sobre todo a los destinos clásicos de sol y playa.

La novedad es el fuerte incremento de la clientela americana, sobre todo de la proveniente de Estados Unidos que gasta más euros que en años anteriores debido al favorable tipo de cambio. La apertura en los últimos años y especialmente en Mallorca y Madrid de hoteles de lujo está permitiendo atender a esa demanda. El aumento de los precios de los servicios turísticos y el final de los ahorros acumulados por parte de la población durante la pandemia no han tenido los efectos negativos que muchos expertos habían vaticinado.

¿Qué ha ocurrido? ¿Qué está ocurriendo? No se trata de un fenómeno español o de algunos productos españoles, sino que es internacional y beneficia a todos los segmentos, de manera especial a los más caros. No ha aumentado la base de población que hace vacaciones, sino que los que tienen recursos suficientes y no tienen que recurrir a los ahorros o a los préstamos bancarios viajan más veces. Lo que está ocurriendo es que el turismo ha subido un escalón o varios en el índice de preferencias de la población que puede permitírselo. La experiencia del encierro incita a la evasión. Para los que tienen la vivienda en propiedad se sienten más ricos por la subida de los precios de estas y para los que estaban pensando en comprar, esa misma subida les incita a disfrutar del momento y esperar para hacer gastos de inversión.

Al mismo tiempo todo el conjunto de noticias negativas, tanto geopolíticas como sectoriales, desde el empeoramiento de la estabilidad con dos guerras en marcha hasta las dificultades logísticas para atender correctamente a los turistas, especialmente la sequía, no les han disuadido, sino que los ha animado a aprovechar el tiempo. La máxima horaciana: «carpe diem» ha convencido a gran parte de nuestras poblaciones que claramente prefieren ser la cigarra de las fábulas de La Fontaine y Samaniego que la hormiga, poniendo patas arriba todos los valores que nos han ido trasmitiendo en las culturas occidentales. Por supuesto algo importante ha sucedido en el mundo del turismo, pero más importante es lo que ha sucedido en el mundo a secas.