Sergi Bastidas y Rolf Blakstad durante su conversación. | Jaume Morey

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Dos de los arquitectos al frente de los despachos responsables de adaptar la arquitectura tradicional al siglo XXI, Sergi Bastidas, de Bastidas Architecture y Rolf Blakstad, de Blakstad Arquitectos, hablaron de su concepto: «Es la unión de la tradición y el confort», según el primero.

La recuperación de edificios tradicionales, con sus diferencias entre Eivissa y Mallorca centró la conversación entre ambos. «Está mucho más de moda pero no es algo cíclico. Entiendo que no es tanto una nueva arquitectura sino una evolución, una continuación», señaló Blakstad, que recordó que el tipo de construcción típica ibicenca responde a una tipología que une un arco del Mediterráneo hasta el Tíbet y que existe desde hace milenios. «Hasta hace setenta años no hubo un cambio», recordó.

En esa búsqueda de «espacios humanos», añadió el alemán, cuyo padre se instaló en Eivissa hace cuatro décadas, se trata de «un proceso de diseño» que lleva a adaptar estos espacios concebidos con «funciones que no sirven para hoy». «Ese es el reto», dijo.

Bastidas habló de la «influencia de los sentidos» en estos proyectos: «Estamos en un clima en el que tenemos que protegernos seis meses de la luz y seis del frío», explicó para señalar la importancia de los vanos. «Los ventanales crean la luz y la sombra y siempre digo que en una casa con una buena luz y una sombra igual no hace falta ni una silla».

Uno de los principales problemas a la hora de desarrollar este tipo de construcciones está en la falta de mano de obra, en la pérdida de los artesanos. «Es algo crítico», según Blakstad. Bastidas señala que han puesto en marcha iniciativas para recuperar algunos de esos oficios como el trabajo con cañizo. «Es un nicho pero es un oficio que tiene mucho futuro. El mercado siempre está».

Sobre el perfil de clientes, ambos admitieron que buena parte de la recuperación proviene de extranjeros de alto poder adquisitivo que sí valoran el cuidado a esta tipología. «Si no hay respeto, no se hace. En gran parte se trata de casas que son herencias y es complicado quién paga todo esto. La gente de fuera lo puede afrontar», señaló Bastidas. Blakstad añade que el desarrollo de los últimos años tiene que ver con lo ocurrido tras la pandemia. Se había introducido mucho el minimalismo y la gente va buscando otra vía.