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Hoy en día nadie discute que la inversión digital es fundamental para las empresas. Sin embargo, actualmente podemos observar que pese que las empresas han interiorizado el mantra de la digitalización, aún queda mucho por hacer. No en vano, todos los analistas coinciden en señalar que, entre otros factores, la caída de Thomas Cook se debe a que no han sido capaces de transformarse y adaptar su modelo de negocio al nuevo paradigma digital.

La globalización y la rápida evolución de la tecnología han conllevado que muchas organizaciones hayan perdido terreno y no sean tan competitivas. En este sentido, estar presente en el entorno 2.0 no es mantener una web o un blog y abrir perfiles en las redes sociales, sino que la transformación digital es mucho más, la digitalización debe formar parte del ADN de las compañías. Así pues, se trata de entender los cambios de comportamiento del consumidor, de digitalizar todos los procesos funcionales de la empresa y de sus canales, teniendo como protagonista absoluto a las personas y mejorar sus experiencias de compra.

En definitiva, se trata de comprender las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología y saber cómo explotarla en beneficio de los clientes. Por tanto, la transformación digital solo tendrá un impacto real si existe una implicación real por parte de la dirección del compañía, ya que esta supone un cambio cultural que pasa irremediablemente por que las empresas cuestionen su statu quo, experimenten y que, eventualmente, no tengan miedo al fracaso.

Por ello, la formación continua por parte de los empleados de las compañías es de vital importancia, dado que cada año aparecen nuevas tendencias en el escenario online y las organizaciones si quieren ser competitivas deben estar actualizadas, pues en un mundo donde internet es el rey, nada permanece estático a lo largo de demasiado tiempo.

Son muchas las empresas, que pese a su firme apuesta por el nuevo paradigma digital, no logran captar todos los perfiles digitales para adaptarse completamente a dicha transformación. Hoy en día se requieren profesionales con conocimientos específicos para desenvolverse en un mundo online y con competencias adecuadas para manejarse en el nuevo escenario competitivo que internet ha creado.

En este sentido, las compañías cuando desean talento digital pueden referirse a la actualización de determinados perfiles ya existentes, cuyos trabajadores deben capacitarse para el mundo online, o profesiones completamente nuevas que se han creado a partir del universo digital, como es el caso del Content Strategist o el Digital Content Writer.

En definitiva, la transformación digital de las compañías debe de ser progresiva, pero persistente a la vez, dado que solo así podrán alargar su ciclo de vida, pese al proceso disruptivo que supone para la cultura empresarial.