Desde sus inicios, Charo Ruiz da forma a su creatividad e imaginación en sus prendas en su taller de Sant Jordi. Precisamente, a ese taller entró un día la princesa Smilja, impulsora de la moda Adlib en Eivissa y quien inició los desfiles anuales en la isla. «Un día entró en mi taller muy interesada por lo que hacía y me ofreció la posibilidad de participar en el desfile de moda Adlib allá por los años 90. Fue todo un honor para mí que me incluyeran en el evento», explica la diseñadora, quien ya llevaba unos diez años creando sus propias colecciones desde el mismo taller en el que sigue ahora, 30 años después. Su madre y su abuela eran «modistas autodidactas y con un talento feroz» en Marchena (Sevilla). Allí hacían los vestidos «a las señoras del pueblo y las sotanas de los curas».
Antes de dedicarse al mundo del diseño y la creación en la moda, Charo Ruiz empezó en este sector como modelo en los años 60 cuando dio «la vuelta al mundo representando a firmas de moda española». En los años 70 llegó a la isla con su pareja (inicialmente, tenían previsto ir a Mallorca, pero en el último momento cambiaron el billete cuando vieron que en el barco con destino Eivissa iba gente joven, bohemios y hippies) y se instaló en el mercadillo de Punta Arabí a vender sus creaciones, que eran «colecciones mucho más sencillas, de pronto moda y la marca se llama IBZ». «Tengo muy buenos recuerdos de esos momentos de mi vida ya que coinciden con mi juventud y el momento en que me instalé en Eivissa. Estaba profundamente enamorada y nacieron mis dos hijos. Fueron momentos de mucha intensidad, pero éramos jóvenes y estábamos llenos de ilusión y energía. Todo fluyó muy bien».
Diez años después, nació la marca Charo Ruiz. «En el año 1982 empecé a experimentar con un tejido con el que nadie trabajaba y a mí me sedujo desde el primer momento: el ‘voile de algodón'. Lo combiné con puntillas de guipur a base de patrones mucho más elaborados y aún sigo con esta fórmula que tantas alegrías me ha dado», precisa la diseñadora. De hecho, la calidad es lo que caracteriza a sus diseños. El tejido base que utiliza en sus colecciones es el algodón «cien por cien. En concreto, el voile, que se podría decir que es la expresión más delicada y ligera de este noble material. Combinado con puntillas de guipur y blonda nos permiten crear modelos muy genuinos, cómodos, versátiles y muy favorecedores. Trabajamos también viscosa, tul de seda, bordados y paillettes en el resto de colecciones». Actualmente trabajan en varias colecciones al año, como Resort, Primavera/Verano, novia y comunión. «Y para la próxima temporada sacaremos Niña de nuevo, que es algo que me hace mucha ilusión», señala.
LAS CIFRAS. La producción inicial de Charo Ruiz cuando empezó en la década de los 80 eran pedidos de 3.000 unidades. Treinta años después tienen pedidos de 30.000 unidades y esta empresa familiar cuenta con un equipo de más de 20 personas fijas al año entre las oficinas, talleres y tiendas de Eivissa y Barcelona. El primer punto de venta propio que abrieron en Eivissa fue hace 10 años en el hotel Aguas de Ibiza de Santa Eulària. «Fue muy satisfactorio porque hasta ese momento éramos fabricantes y, por primera vez, nuestras clientas pudieron disfrutar de la experiencia Charo Ruiz Ibiza al cien por cien», apunta. En la actualidad, tienen tres puntos de venta propios y más de 200 puntos de venta multimarca en todo el mundo. En verano, según narra la diseñadora, incrementan plantilla para reforzar los puntos de venta. Actualmente, la marca tiene presencia en 150 países «y vendemos en las principales plataformas de venta online más exclusivas del mundo de la moda».
EL PROCESO. La marca Charo Ruiz Ibiza tiene un sello y un estilo muy marcados, que identifican cada prenda con su creadora. De hecho, Eivissa se reconoce en sus prendas siempre porque «son cómodas, de una calidad altísima y con materiales nobles». Además, encuentra la inspiración frente a su busto, en su taller, trabajando con patrones y siluetas y así da forma a su estilo en el que se reconoce la «multiculturalidad y lo cosmopolita que es Eivissa; la isla recibe a gente de todo el mundo», apunta. Cada vestido se elabora con un trabajo de entre tres y cinco horas. Al tratarse de un proceso tan artesanal y de calidad, las producciones tienen que estar en Eivissa o muy cerca de la isla. Se trata de prendas asequibles para quienes valoran la producción artesanal, el trabajo y el esfuerzo: «Hay gente que ahorra para comprarse el vestido de graduación en Charo Ruiz Ibiza o bien para su boda o la comunión de su hija. Son creaciones para quienes aprecian la calidad y el trabajo e invierten en moda, que es un valor seguro».
Lo más gratificante de su trabajo es, según cuenta, «la posibilidad de crear de cero y sentir cómo una colección nace y los modelos que la forman toman su propia personalidad y observar, a su vez, cómo encajan con los deseos de nuestras clientas es maravilloso y muy enriquecedor». El hecho de ser una profesional en el mundo de la moda con tantos años de trayectoria y de trabajo y esfuerzo en cada una de sus prendas tiene su lado malo y son las copias: «No llevo muy bien el hecho de que me copien; lo peor son las malas copias, que suelen ser la mayoría. Me da la sensación de que han pervertido mi creación y esto me provoca cierta tristeza. Pero, por suerte, no suele repetirse mucho porque copiarme no es nada fácil».
FAMOSAS. Charo Ruiz está orgullosa de que sus prendas hayan sido lucidas por personajes famosos, como Naomi Campbell, Elle Macpherson, Olympia de Grecia, Nieves Álvarez, Mar Saura, Paloma Cuevas, Marta Hazas, entre otras figuras destacadas, o Cristina Pedroche, que revolucionó las campanadas de 2014 con uno de sus diseños. «Son personas que pueden lucir las creaciones que quieran y el hecho de que tengan la inquietud de conocer y reconocer la calidad y el trabajo de mi marca es algo muy bonito», explica. Además, la princesa Leonor también lució uno de sus modelos y, de hecho, le gustaría que la reina Letizia y las infantas Leonor y Sofía lucieran en la actualidad algunas de sus creaciones. Pero a Charo Ruiz también le emociona, por ejemplo, reconocer uno de sus diseños en una persona anónima que está de viaje en el aeropuerto. «Me hace la misma ilusión que cuando lo lleva una persona famosa; ver cómo esa persona transmite su personalidad con una de mis prendas es muy bonito y emocionante», apunta.
EL FUTURO. Sobre si el sector de la moda en Eivissa es muy competitivo, la diseñadora no cree que sea así: «Los valores que representa Eivissa son tan diversos que se pueden extraer una cantidad infinita de conceptos para que jóvenes diseñadores puedan desarrollar una marca de moda que funcione. De hecho, ya las hay y me encantan lo que hacen». Entre sus planes de futuro se encuentra crear más líneas de producto, como complementos o perfumes, para así poder comunicar los valores de la marca Charo Ruiz Ibiza. Además, quieren seguir haciendo colaboraciones con diferentes marcas. De hecho, acaba de lanzar una colección cápsula inspirada en la mítica fiesta Flower Power de la discoteca Pacha Ibiza.
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