¿Cuáles son los principales riesgos de la economía balear?, es una de las cuestiones que responden esta semana ocho expertos.
El crecimiento se ha ralentizado en Balears, pero no hay peligro de una nueva crisis en el corto y medio plazo. Los economistas y expertos consultados consideran de manera casi unánime que las Islas viven una etapa positiva pero que no hay que bajar la guardia. Aún así, el Archipiélago adolece de una tasa de paro todavía inaceptable, a pesar de ser de las más bajas del país, y de una desigualdad social creciente.
RALENTIZACIÓN. No hay peligro inminente. Balears no entrará en el corto y medio plazo en una nueva crisis. Antoni Riera, catedrático de Economía Aplicada de la UIB y director técnico de la Fundació Impulsa Balears, considera que la ralentización de la economía “es el efecto esperado del agotamiento de los viente de cola favorables que hasta ahora han impulsado la recuperación del ciclo económico global”. Argumenta, además, que “hay que sumar la progresiva desaceleración de las economías de la zona del euro y la recuperación de los destinos competidores de la ribera oriental del Mediterráneo”.
Llorenç Pou, director general d'Ocupació i Economia del Govern, considera que tras unos años con tasas de crecimiento muy altas “asistimos a una normalización de los valores” y recuerda que “el actual ritmo de crecimiento es alto”.
Pep Ignasi Aguiló, profesor titular de Economía Aplicada de la UIB, fue vice presidente económico del Govern entre 2011 y 2013. Explica que la economía se está ralentizando “sobre todo, porque llevaba un doble impulso, por un lado las reformas estructurales realizadas para salir de la crisis están agotando su recorrido, y en ocasiones se están revirtiendo”. Incide también en que “los vientos de cola internacionales están virando”.
El economista ibicenco José Antonio Avellaneda incide especialmente en la diferencia entre islas. “Eivissa y Formentera tienen un comportamiento más explosivo que el de Menorca y con un efecto al conjunto del PIB agregado balear mucho menos importante que el que representa Mallorca”, afirma.
Rafael Borràs, analista sociolaboral, tiene claro que “lo que hay es una suavización del crecimiento del PIB” y recuerda las palabras de Robert F. Kennedy al afirmar que “el PIB lo mide todo, excepto lo que hace que valga la pena vivir la vida”. Continúa argumentando que “se están acabando los vientos de cola y el crecimiento en turismo nunca puede ser infinito”. Acaba señalando que “no hemos puesto las bases del más mínimo cambio en nuestro modelo de crecimiento, basado en exclusiva en turismo”.
El economista Pau Monserrat, por su parte, asegura que “no creo que podamos señalar que una reducción del porcentaje de crecimiento sea un síntoma de nueva crisis, pero sin duda es una señal de alerta de que la salida de la crisis no parte de cimientos sólidos”.
“Crecer más del 3% tantos años no es normal para un país desarrollado, aunque también es cierto que venimos de una gran crisis”, afirma el economista Luis García Langa.
Finalmente, el profesor de Economía Aplicada de la UIB Antoni Costa explica que “la desaceleración de la economía balear y española es un hecho que no podemos despreciar y que en todo caso nos debe llevar a la reflexión y la posterior toma de decisiones”. Continúa afirmando que “resultaría inaceptable que nos sucediese lo que mismo que en 2008, cuando obviamos la realidad en aras a no caer en el alarmismo o catastrofismo”.
MOMENTO DULCE. Los analistas consultados consideran casi unánimente que Balears ha vivido un momento dulce y se encuentra en una etapa expansiva, aunque varios alertan de los peligros.
“Estamos asistiendo a la fase de crecimiento económico más intensa y larga de la historia reciente de Balears. Y las expectativas para el futuro son positivas. Además, se está consiguiendo que ese crecimiento económico se reparta vía mayores salarios y un empleo menos temporal y con más indefinidos”, asegura Pou.
Para Riera, “Balears se encuentra en una fase positiva del ciclo económico”, pero “no conviene bajar la guardia”.
Aguiló reconoce que “hemos vivido un momento dulce”, aunque advierte que “durante el tiempo que llevamos de recuperación se han vuelto a levantar barreras” que dificultan la actividad económica.
La apuesta por un producto diferenciado es considerada como una fortaleza de la economía isleña por parte de Avellaneda, que incide en señalar que “la normalización de la situación política ha hecho que los países competidores atraigan al turista más sensible al precio”.
Rafael Borràs es crítico y asegura que “el momento dulce llegará cuando la marcha de la economía provoque una dinámica de reducción de las desigualdades y de las personas y familias en riesgo de pobreza y exclusión social”.
Para Monserrat, “la economía de las Illes está viviendo un buen momento si analizamos los grandes números”, pero recuerda que hay colectivos que “viven peor que antes de la crisis, como la mayoría de asalariados y muchos autónomos”.
García Langa explica que los condicionantes favorables para el turismo durante la crisis “se están girando y pueden pasar factura a la economía balear”.
Antoni Costa afirma que Balears “se ha encontrado hace poco en un momento dulce”, si bien a día de hoy “la tendencia no es, precisamente, al alza”.
RIESGOS. Existen riesgos importantes para la economía balear. No hay unanimidad, ni mucho menos, a la hora de detectar y priorizar cuáles son.
“El poblema número uno de nuestra Comunidad es que la riqueza turística y de la construcción tiende a acumularse en pocas manos y estos sectores no funcionan bien a la hora de redistribuir la riqueza hacia sus empleados”, afirma Monserrat.
Luis García Langa tiene claro que “la espada de Damocles para todo el mundo es el excesivo endeudamiento, y en este aspecto las administraciones públicas soportarán riesgos de amortizaciones y refinanciaciones elevadas en los próximos años”.
Antoni Riera considera que “Balears comparte la parrilla de riesgos globales con otras regiones: tensiones comerciales, brexit, encarecimiento energético y cambio en las condiciones de financiación”. Además, apunta a “desequilibrios pendientes” y señala a la “elevada dualidad, creciente desigualdad y el elevado endeudamiento, sobre todo entre el sector público”.
Aguiló apunta a “no ser conscientes de que el mundo cambia” como el mayor de los riesgos de la economía balear. Asegura que “vivimos en un mundo muy abierto y globalizado, de forma que la única forma de tener una buena economía es que ésta sea competitiva, lo que nos obliga a ser eficientes en todo”.
Desde Eivissa, Avellaneda apunta a “la recuperación de países competidores que puede afectar a las zonas turísticas de Balears más maduras, la pérdida de productividad del empleo, el posible endurecimiento del crédito si se produce una ralentización de la economía”, entre otros factores.
Borràs apunta a dos principales factores, la turistización y la dualización social. “La turistización de las mentes de las élites económicas y políticas. Tenemos un establishment que solo saber pensar en turismo. El pensamiento hegemónico es de autolimitación y centrado en diversificar el modelo económico, no el producto turístico”, apunta, y sobre la dualización social explica que “las sociedades con cohesión social a la baja son sociedades con problemas de productividad y de capacidad de progreso justo”.
Costa alude a que “el mayor riesgo es que se pierdan de vista los factores que condicionan el crecimiento sostenido en el largo plazo y que desconfiemos de nuestra propias posibilidades”. “Necesitamos mantener crecimientos económicos sostenidos en el tiempo que se sitúen por encima del 3% del PIB, fundamentados esencialmente en la productividad, pues es la única garantía de poder mantener el endeudamiento público y privado, reducir el desempleo y la precariedad laboral e incrementar los salarios”, indica.
Pou se refiere a los retos de la economía balear y asegura que son “la reducción de la precariedad laboral, continuar el proceso de desestacionalización turística, reducir la tasa de abandono escolar temprano, seguir apostando por la calidad turística y aumentar la productividad y diversificacion de nuestro tejido industrial y empresarial”.
TASA DE PARO. La tasa de paro en Balears se situó en el 11,22% en el segundo trimestre. El dato, objetivamente, es mejor que el de años anteriores y que el desempleo de otras comunidades. Sin embargo, varios de los analistas muestran su disgusto y consideran que la cifra no es aceptable.
“La tasa de paro todavía no ha alcanzado los niveles más bajos en los que llegó a situarse durante la anterior fase expansiva (6,3%)”, explica Riera, que incide en la necesidad de recortar el peso de los contratos de corta duración.
Pou se congratula de la tendencia, si bien recuerda que hay que insistir en las políticas activas de empleo. “La actual tendencial del empleo y el paro es positiva, pero mientras haya desocupados hay que seguir actuando e invertir en políticas activas de empleo”, afirma.
“Es una buen cifra en términos relativos y por venir de una muy mala situación anterior. Pero muestra que tenemos un problema de paro estructural que en algún momento habrá que abordar”, apunta Aguiló.
Para Avellaneda, “cualquier nivel de desempleo es inaceptable” aunque Balears tiene una de las tasas de paro más bajas de todas las comunidades.
Borràs recuerda que “la reducción del paro va acompañada de un aumento de trabajadores y, sobre todo, de trabajadoras pobres”. Monserrat también alerta de la existencia de “trabajadores pobres”, mientras que García Langa indica que “las desigualdades se han ampliado”.
“Es aceptable si la comparamos con las cifras que se han manejado históricamente en nuestro mercado laboral, pero en términos absolutos o en comparación con otros países en los que existe pleno empleo, la cifra se transforma en inaceptable”, manifiesta Costa.
POLÍTICAS PÚBLICAS. Más y mejor transporte público es la actuación más necesaria y prioritaria para los expertos encuestados que han querido responder a un pequeño test. Se les pedía elegir las tres políticas de iniciativa pública que consideran más necesarias entre diez que se proponían. Pues bien, la que consideran prioritaria es más y mejor transporte público, que ha obtenido tres votos. Dos votos obtuvieron las propuestas de más escoletes y ampliación de horario, mejorar la ayuda a la dependencia y mejorar de la recogida de residuos. Mientras que las opciones de gratuidad de las escoletes, más espacios verdes y mejora de su conservación y más iniciativas culturales obtuvieron un voto. El resto -gratuidad universal de los medicamentos, comedores escolares gratuitos y masters más económicos- no fueron incluidas entre las prioridades.
Cuatro de los encuestados no eligieron. Antoni Riera considera que la mayoría de las políticas propuestas no incide positivamente en la productividad del sistema regional. Antoni Costa cree que se debe avanzar en muchas de ellos y otras propuestas no son deseables, como la gratuidad de escoletas, comedores o medicamentos que, alega, de facto no son gratuitos. El director general d'Economia Llorenç Pou tampoco escogió, al igual que Pep Ignasi Aguiló, quien explica que se puede promover el crecimiento para tener todas estas facilidades.
ESTADO DEL BIENESTAR. Para mantener el Estado del Bienestar, ¿es necesario incrementar los impuestos o eliminar servicios ya existentes?
Costa considera imprescindible mantener un crecimiento económico sostenido en el tiempo que permita a la Administracón aumentar la recaudación tributaria sin tener que incrementar los impuestos. Sugiere que puede convenir reducir los impuestos y mantener incrementos de recaudación gracias al crecimiento económico.
Aguiló indica que “ni una cosa ni la otra”. “Sí se puede mantener, pero tiene que ser eficaz en su producción y no debe desincentivar la actividad económica. La política social y la económica es un todo indivisible”, afirma.
Avellaneda sostiene que “si quisiera mantener el bienestar de las personas bajaría impuestos y crearía los incentivos adecuados”.
Luis García Langa es partidario de bajar los impuestos en combinación con una mayor flexibilidad laboral y mayor facilidad para desarrrollar actividades empresariales que generan empleo y contribuyen a incrementar la recaudación. Esto, unido a reducción de “gastos inútiles (no sociales) y una concienciación social”.
En el otro extremo, Llorenç Pou considera que el Estado del Bienestar no está suficientemente desarrollado y falta destinar más recursos económicos.
Pau Monserrat explica que “no se debe mantener, se debe mejorar”. Pide luchar “de verdad” contra la economía sumergida y las prácticas fiscales “sospechosas, alegales o ilegales de las grandes empresas y patrimonios” y que los impuestos que afloren se dediquen a inversión y gasto público.
Borràs enumera las carencias del sistema actual: una reforma fiscal que garantice la progresividad fiscal “de verdad” y perseguir el fraude; mejorar salarios y destopar bases de cotizaciones para mejorar los ingresos del sistema público de pensiones; y también propone crear un impuesto a la banca.
Antoni Riera, por su parte, considera que el Estado del Bienestar requiere “una nueva arquitectura”, ya que tanto aumentar el gasto y los impuestos, como lo contrario, son “estrategias de corto plazo que comprometen la competividad y la sostenibilidad financiera y deterioran el Estado del Bienestar”.
DESIGUALDAD. Existe el debate recurrente acerca de que el modelo de crecimiento actual no tiene suficientemente en cuenta las desigualdades sociales o el impacto sobre el medio ambiente.
“A mi no me preocupan las desigualdades sociales. Me preocupa mi propio nivel de vida y si un sistema saca de la pobreza a más gente o no”, responde Avellaneda.
Para Antoni Costa, la solución es “mantener un crecimiento económico sostenido, confiar en un sistema fiscal progresivo como el actual, priorizar el gasto público adecuadamente y no caer en la desesperación antes de tiempo”.
Antoni Riera indica que “el incremento inaceptable de la desigualdad en sus diversas formas y de degradación ambiental no permiten mantener un discurso basado solo en los mercados. La intervención del Estado vía regulación e instrumentos de redistribución es fundamental”.
En cambio, Aguiló cree que el crecimiento económico con eficiencia y competitividad puede paliar algunos de estos males.
“Los retos ambientales y sociales son cada vez más importante”, indica Llorenç Pou, “y todo pasa por una administración con unos presupuestos mucho más altos que los actuales para tener mayor capacidad de actuación”.
García Langa puntualiza que “la Responsabilidad Social Corporativa será en poco tiempo una exigencia por parte de clientes y accionistas”.
Para Pau Monserrat, falta “formación y sensibilidad a muchos empresarios”. Opina que la solución no es oponerse al turismo o a la construcción, sino trabajar conjuntamente para que se genere riqueza “sensatamente y con sensibilidad hacia el entorno”.
Y Borràs apela a la autoestima, que significa para él gestionar los puertos y aeropuertos desde las Islas, y a los consensos para la protección del territorio y el decrecimiento turístico.
LA PRÓXIMA CRISIS. Finalmente, ¿qué se puede hacer hoy para aliviar la próxima crisis? ¿Son inevitables los ciclos económicos? La respuesta unánime es que sí, aunque las crisis se pueden paliar o amortiguar. ¿Cómo? Antoni Riera considera que aumentando la productividad en el ciclo actual. Llorenç Pou, con una población formada y una economía digitalizada. Monserrat, modulando las desigualdades que genera el sistema. Costa, con más flexibilidad de los mercados y Aguiló, de manera similar, se opone a blindar la competencia.
Borràs sugiere un nuevo Estatuto de los Trabajadores, medidas para hacer real el derecho a una vivienda digna, disminuir el fracaso escolar, elevar el salario mínimo e incentivar nuevos nichos de empleo. García Langa cree que ayudaría el fomento de la actividad económica real.
Y José Antonio Avellaneda pone fecha a la siguiente recesión, en 2020, que vendrá con estanflación: altos precios, altos tipos de interés, salarios estancados y bajo crecimiento.
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