Si hablamos de limpieza y buscamos la marca más innovadora es raro que no nos venga Dyson a la cabeza. Esta compañía británica revolucionó el sector de la aspiración en el hogar, haciendo que nos olvidásemos por completo de las viejas aspiradoras con cables y bolsas. Ahora se ha puesto otra meta: jubilar a la fregona. ¿Pero eso tiene sentido a día de hoy en España? Hemos podido probar su nueva Dyson WashG1 y vamos a resolver algunas dudas.
Estamos hablando de la primera fregona eléctrica de Dyson, que promete cambiar la forma en la que fregamos nuestras casas. Dyson WashG1 utiliza una combinación de tecnologías de hidratación, absorción y extracción para eliminar los residuos húmedos y secos en una sola pasada, separándolos automáticamente para que el mantenimiento sea más higiénico.
Como es habitual en esta compañía, hay pocas pegas que se le puedan poner al producto a nivel de tecnología, destacando sus dos rodillos de filamentos de microfibra altamente absorbentes (con 64.800 filamentos por cm2) que giran en sentido contrario para eliminar derrames, restos y manchas secas de una sola pasada. Al mismo tiempo, una bomba de impulsos modulados distribuye el agua uniformemente a través de 26 puntos de hidratación en cada uno de los rodillos. Los ingenieros de Dyson se siguen estrujando el cerebro.
¿Qué se consigue con esto? Una limpieza en profundidad, mucho más higiénica que la que se logra con la clásica fregona, ya que la máquina siempre suelta agua limpia a nuestro suelo y va separando los pequeños residuos sólidos que puedan quedar en el suelo (aunque no es una aspiradora y eso hay que tenerlo claro) y el agua sucia en diferentes compartimentos. Una higienización total y sin contacto, que nunca conseguiríamos en una fregona que, desde la primera pasada, va mezclando el agua limpia con suciedad en el cubo.
Después del uso, el modo de autolimpieza purga con agua limpia ambos rodillos y el sistema dejándola a punto para la siguiente limpieza, mientras que el usuario puede vaciar fácilmente la bandeja donde se han acumulado los residuos sólidos (algunos pelos, migas o cereales que se han caído al suelo junto al vaso de leche, por ejemplo) y el depósito de agua sucia. Parece mentira que de un suelo que parece limpio salga el agua tan turbia con una sola pasada. Todo se extrae de una forma muy cómoda e intuitiva. Marca de la casa. El depósito de agua limpia cuenta con un litro de capacidad, cubriendo suelos de hasta 290 m2 en una sola carga.
Los puntos débiles
Como apuntábamos anteriormente, Dyson Wash G1 garantiza la mejor limpieza (o, al menos, la más higiénica), pero al probarla queda bastante claro que estamos ante una primera generación y que hay algunas cosas que mejorar. La primera de ellas es la superficie de limpieza -bastante grande, del tamaño de un folio A4-, que hace que no pueda maniobrar para llegar a todos los rincones y que siempre va a dejar un margen sin limpiar de algo más de un centímetro desde la pared. Si lo comparamos con las aspiradoras de Dyson es evidente que es un aparato más contundente.
Esto también tiene relación con el peso del dispositivo. Es fácil y cómodo manejar la fregona eléctrica de Dyson gracias a las ruedas que tiene en la base. Además, el cabezal está bajo y el mango se puede llevar casi hasta una posición horizontal al suelo, por lo que se maniobra muy bien sin necesidad de aplicar mucha fuerza, pero llevarla de una planta a otra de la casa a pulso (en el caso de los chalets) puede resultar un poco más incómodo para determinados usuarios.
Por último, hay un apartado en el que nos debatimos entre si tiene más ventajas o inconvenientes. La Dyson WashG1 puede colocarse en posición vertical de forma fácil cuando hemos terminado de fregar o cuando queremos parar por algún motivo, frente a los malabarismos que hay que hacer para que la fregona clásica no se caiga al suelo cuando la dejamos en el cubo. Sin embargo, hay que tener cuidado con dejar la fregona eléctrica en un suelo de madera o parquet porque puede soltar un poco de agua (tendríamos que hacerlo sobre un suelo duro o colocarla directamente en su base de carga).
Experiencia de uso y decisión de compra
El sello de Dyson está presente en todo momento. Desde que recibes la caja, montas el dispositivo en cuestión de minutos y empiezas a usarlo. Cuenta con una pequeña pantalla LED y un botón para que el usuario seleccione de forma sencilla el nivel de hidratación requerido en función del tipo de suciedad, suelo y preferencias personales. En definitiva, para quienes tienen otros productos de la marca es un paso natural para completar la limpieza de su hogar.
Dicho esto, no nos podemos olvidar del precio. Pasar de una aspiradora de 200-300 euros a una de más de 600 es un salto importante, pero si la experiencia cambia por completo es un desembolso que muchos podrían plantearse. En el caso de Dyson WashG1, el salto va desde los pocos euros que vale la fregona tradicional de plástico a los 699 euros de este dispositivo. Por mucho que cumpla con su función de una forma notable, es un salto demasiado grande.
A esto se suma que, en este caso, Dyson tiene el enemigo en casa. Es muy probable que la Dyson WashG1 encuentre la competencia en la aspiradora Dyson V15s Detect Submarine, que incorpora un cepillo dedicado para la limpieza -con agua- de las manchas más difíciles en superficies duras. Un 2 en 1 bastante atractivo para un usuario medio.
Nos da la impresión que el mercado asiático está más familiarizado con este tipo de dispositivos (acostumbrados a una limpieza con mopas húmedas en toda la casa) y nos genera dudas sobre cómo será su acogida en España. La buena noticia es que Dyson nunca deja de innovar y seguro que siguen adaptando y mejorando sus diferentes productos para facilitarnos el día a día en casa. A nivel tecnológico pocos le pueden hacer sombra.
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