La entrada a la mansión de los Obregón en Mallorca. | Julián Aguirre

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Adiós a los veranos de Ana Obregón en Mallorca. La polifacética actriz ha puesto a la venta El Manantial, su casa en la Costa de los Pinos, por una cifra de 35 millones de euros, tal y como ha confirmado un exclusivo portal inmobiliario de lujo. Por el momento, tal y como suele ocurrir con este tipo de propiedades, la venta está siendo negociada en el mercado de alta standing con total discreción.

El chalet cuenta con casi mil metros cuadrados construidos en una sola planta y en primera línea del mar, además de una enorme piscina, una pista de pádel y terraza. La casa, que según la propia Ana es un «paraíso en la tierra» cuenta con siete habitaciones con baños en suite, un salón comedor con terraza, zona de día, zona de noche, sala de plancha y una impresionante cocina. Además, entre sus exclusivos servicios, también tiene un pozo privado de agua potable, manantial y un punto de atraque en el embarcadero.

La mansión la mandó a construir su padre, ya fallecido, Antonio Obregón, en los años setenta y desde entonces no han fallado a su cita estival con la Isla. «La empresa que construyó el Eurotel, con la que nosotros habíamos trabajado, nos dijo que se vendían unas parcelas. Compré tres, con lo cual reuní 8.000 metros cuadrados y 140 metros de acantilado, ¡una maravilla! La casa la terminamos en 1969 y la inauguramos en 1970», contó el patriarca de la familia en una entrevista para este periódico.

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La mansión, ubicada en Son Servera, no solo tiene un gran valor económico sino también sentimental para la familia Obregón. Allí han pasado gran parte de su vida desde que su padre la construyese hace ya más de cincuenta años; ha sido escenario de muchos momento clave para la familia, tanto buenos como para los malos. Allí se popularizaron sus famosos posados de verano y también se convirtió el refugio para la bióloga tras el fallecimiento de su hijo Aless. Y es que, tanto la presentadora como su familia, siempre han dejado claro que adoran su chalet en la Isla, un lugar que «respiraba amor» y que ahora «llora la ausencia» de su hijo y la de sus padres, Ana Obregón y Antonio García, que fallecieron hace tan solo unos años.

MALLORCA. SOCIEDAD. Alex en el recuerdo.
Ana Obregón junto a sus padres y su hijo Aless en la casa de Mallorca.

Desde que era adolescente Ana y sus cuatro hermanos, Celia, Amalia, Javier y Juan Antonio, disfrutaban del chalet junto a sus padres, unas vacaciones de verano en las que la actriz vivió sus primeros amores, besos y desamores. Pero todo cambió en junio de 1992, cuando la presentadora aterrizó en la Isla con un recién nacido Aless Lequio. «Tus rizos rubios y tu risa inundaban cada habitación en la misma casa donde pasaste tu primer y tu último verano», recuerda con melancolía Ana Obregón en su libro, El chico de las musarañas. Y es que Ana transmitió a su hijo su pasión por Mallorca, hasta el punto que con solo doce años el joven le pidió que «nunca» vendiesen la casa «pase lo que pase». La Isla ha estado muy presente en la infancia de Aless, ya que precisamente aquí dijo sus dos primeras palabras, «solito» y «papá», se bañó por primera vez en el mar y empezó a gatear.

MALLORCA - Ana Obregón se instala en Mallorca con su nieta.
Ana Obregón, este verano, en El Manantial con su nieta Anita.

En El Manantial también fue donde la actriz comenzó su mítico posado de verano. La actriz acordó con la prensa que se dejaría fotografiar en bikini para que la dejasen tranquila en las largas jornadas de playa junto a su hijo. Eso sí, según cuenta en su libros, los medios de comunicación solo lo respetaron durante dos años.

Este verano 2024, Ana tampoco ha faltado a su cita con el verano mallorquín, incluso ha recuperado su tradicional posado con una compañía muy especial: la de su nieta Anita. Tras haber pasado el covid, enfermedad que les obligó a retrasar su vacaciones, desde el pasado 15 de agosto ambas disfrutan de unos días de tranquilidad en la Isla. De hecho, tal y como se ha podido ver en sus redes sociales han disfrutado del sol, la playa y los atardeceres. Quien sabe si tras salir a la luz la noticia de la venta de El Manantial este habrá sido el último verano de la bióloga en Mallorca.