Will Smith tras recibir el Óscar.

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Will Smith no podrá acudir a los Óscar, ni a ningún otro evento organizado por la Academia de Hollywood, durante los próximos diez años, como castigo por la bofetada que propinó al humorista Chris Rock durante la última ceremonia de estos premios. La Junta de Gobernadores de la institución, reunida de manera excepcional este viernes, aprobó el veto contra Smith una semana después de que el actor renunciara a seguir formando parte de la Academia, lo que descartó su expulsión inmediata como sanción principal. Al irse por su propio pie, Smith evitó unir su nombre a una deshonrosa lista de personajes que sí fueron expulsados de la Academia, como Harvey Weinstein, Bill Cosby, Adam Kimmel y Roman Polanski, todos ellos acusados de graves delitos sexuales.

«No se permitirá la asistencia del señor Smith, física o virtual, a ninguno de los eventos o programas de la Academia de Hollywood, incluidos pero no exclusivamente, los Óscar», anunciaron en una carta el presidente de la Academia, David Rubin, y su consejera delegada, Dawn Hudson. El actor no tardó en responder con un breve comunicado, en el que afirmó que «acepta» y «respeta» la decisión.

NO PIERDE SU ÓSCAR

Finalmente, la Academia no se decantó por retirar el Óscar que Smith recogió el pasado 27 de marzo, minutos después de la famosa bofetada. Habría sido una medida sin precedentes que, a pesar de que se llegó a barajar en los días posteriores a la gala, luego se consideró excesiva dado que profesionales incluso condenados a prisión, como Weinstein, aún conservan sus estatuillas. El escueto comunicado en el que se anuncia el veto temporal no especifica si el actor podrá ser nominado o no a los premios. De momento no parece que Smith vaya a visitar un set de rodaje pronto: Netflix y Sony han suspendido la producción de las dos películas, «Fast and Loose» y «Bad Boys 4», que iba a protagonizar con ellos.

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Casi dos semanas después las reacciones al suceso siguen ocupando titulares, incluso en los tabloides británicos como The Sun, que afirma que Smith ha ingresado en una clínica de rehabilitación para gestionar su estrés. Por su parte, la revista estadounidense US Weekly asegura que la mujer del actor, Jada Pinkett-Smith, considera que la reacción de su marido fue «exagerada», según fuentes cercanas al matrimonio. En la gala, Chris Rock subió al escenario del Teatro Dolby para presentar el Óscar al mejor documental e hizo una broma acerca de la cabeza rapada Pinkett-Smith, quien ha reconocido públicamente que sufre alopecia, al compararla con la teniente O'Neil de la película de Ridley Scott «G.I. Jane».

Después de que Pinkett-Smith cerrara brevemente los ojos en un gesto de fastidio, su marido se levantó de su asiento y subió al escenario para propinarle una bofetada a Rock. «Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu puta boca», le gritó Smith ante el desconcierto generalizado. Esa frase fue censurada en la emisión televisada para Estados Unidos, pero se escuchó perfectamente en otras partes del mundo.

LA ACADEMIA ADMITE SU ERROR

La confusión de los espectadores se replicó en el interior del Teatro Dolby, donde Smith continuó sentado tras el incidente y pudo recoger el Óscar a mejor actor como protagonista por «King Richard», con un discurso que se alargó durante varios minutos. La junta directiva de la Academia, que suma entre sus integrantes a celebridades como Steven Spielberg, Whoopi Goldberg y Laura Dern, admitió que durante la emisión no abordó «adecuadamente» la situación en la sala. «Por esto, pedimos disculpas», dijo. Los responsables de los Óscar se escudaron en que no estaban «preparados para algo sin precedentes».

Según el productor de la ceremonia, Will Packer, la Policía de Los Ángeles se ofreció a arrestar a Smith, pero Rock rechazó presentar cargos contra el actor. Días después, una de las presentadoras de la gala, Wanda Sykes, criticó la permisividad de la Academia con el intérprete. «Si agredes a alguien, te escoltan fuera del edificio y eso es todo, pero que lo dejaran continuar... pensé que era asqueroso», consideró Sykes, quien tuvo que continuar con la presentación de la gala accidentada. La Academia agradeció este viernes el «aplomo y gracia» de los presentadores durante la gala, que remontó su audiencia hasta los 16 millones de espectadores, frente a los 10 del año anterior.