El Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR) desarrollará un estudio entre 30 pacientes infectados con COVID-19 para comprobar las propiedades del azafrán como antivírico, antioxidante y como reforzador del sistema inmunitario.
En una rueda informativa, la bromatóloga del servicio de Alimentación del Hospital San Pedro de Logroño, Ruth López de Discastillo, ha detallado el contenido de este estudio, junto al director científico del CIBIR, José Ramón Blanco, y Acacio Zorzano, representante de la empresa «Castillo de Aguas Mansas», del municipio riojano de Agoncillo, que donará el azafrán.
Con este azafrán de cultivo ecológico se elaborarán cápsulas, que se administrarán entre un grupo de 15 pacientes, mientras que a otros 15 se les dará un placebo para comprobar los efectos de este condimento, ha detallado López de Discastillo.
Ha precisado que la elaboración de las cápsulas es la forma más segura para que los pacientes tomen la dosis exacta del azafrán cada 12 horas durante cinco días seguidos, con una dosis de 15 miligramos por enfermo.
El estudio se desarrollará en colaboración con el Departamento de Farmacología del Hospital San Pedro y el personal de planta de enfermedades infecciosas, que actuará como filtro para elegir los pacientes que se incluirán en esta investigación.
Los enfermos que participen en el estudio deben ser mayores de 18 años, no tener otras enfermedades que comprometan los resultados de la investigación y padecer COVID-19 en grado leve, moderado o grave; además de estar ingresado durante los cinco días en los que se desarrolle el estudio.
Al finalizar el estudio, se analizará la información de los dos grupos de pacientes, sin tener conocimiento de cuál tomó el placebo, y los investigadores valorarán las propiedades del azafrán entre los enfermos con infección aguda por coronavirus.
Según la bibliografía estudiada por estos expertos, las propiedades del azafrán se podrían aplicar entre los pacientes con COVID-19 para comprobar si mejora su estado de salud. López de Dicastillo ha precisado que no hay estudios similares sobre el uso del azafrán para mitigar los efectos de la COVID-19, aunque en países como Irán se ha utilizado como medicamento tradicional.
La empresa «Castillo de Aguas Mansas» cultiva la flor del azafrán mediante métodos de agricultura ecológica con fines culinarios, aunque Acacio Zorzano ha explicado que se puede utilizar también para mejorar las digestiones, mitigar dolores dentales infantiles o durante la menopausia.
Blanco ha indicado que hay ya más de 200 estudios clínicos que han analizado el uso del azafrán para regular estados de ánimo, enfermedades inflamatorias y alteraciones visuales; pero ha insistido en que, antes de consumir cualquier producto natural, se debe consultar con el médico por si produce interacciones con otras enfermedades.
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