Desde el recinto destacan que las diferentes estrategias de supervivencia y desarrollo de las especies son fascinantes y las ovovivíparas resultan especialmente sorprendentes al combinar las características de las que ponen huevos (ovíparas) con las que crecen dentro de la madre (vivíparas).
El escorpión emperador (Pandinus imperator) es un ejemplo perfecto en el que la madre destaca por ser extremadamente cuidadosa. Tras una larga gestación de entre 9 y 14 meses, al salir del huevo el exoesqueleto de las crías no está formado, lo que las hace muy vulnerables, así que la madre las protege cargando con ellas a la espalda y, además, las alimenta con trocitos de sus presas previamente despedazadas.
Esta especie de escorpión es la más grande del mundo y puede llegar a medir hasta los 20 centímetros. De color negro brillante destacan sus dos grandes pinzas en la parte delantera y su larga cola terminada en un aguijón. Son nocturnos y a pesar de su temible aspecto son tímidos y su veneno no es muy potente, similar a la picadura de una avispa.
Junto a esta exótica especie Bioparc muestra otras tan atractivas como las Boas de Duméril (Acrantophis dumerili) con las crías del pasado año y el cocodrilo enano (Osteolaemus tetraspis). También la temible tarántula Goliath (Heraphosa blondi) que utiliza sus pelos sensoriales para detectar vibraciones en el suelo y en el aire y conocer la proximidad de su presa o enemigo.
Y a los camaleones pantera (Furcifer pardalis) conviviendo con el gecko de Madagascar (Phelsuma madagascariensis), que destaca por los brillantes colores sobre el verde claro de la parte superior de su cuerpo.
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