La pareja, que ha fijado su residencia principal en Canadá -donde ahora está su hijo Archie-, asistió al oficio anglicano junto a los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, y otros miembros de la Familia Real.
Vestida de azul, la reina Isabel II, de 93 años, presidió el solemne evento, en el que estuvo ausente el príncipe Andrés, que se alejó de la vida pública en noviembre por su amistad con el magnate estadounidense acusado de tráfico de menores Jeffrey Epstein, ya fallecido.
A diferencia del año pasado, tanto los Sussex como los Cambridge esperaron en sus asientos la entrada de la soberana, en lugar de seguirla en una procesión -lo que se ha interpretado como una indicación de los cambios en la monarquía británica-.
Como parte de su agenda de despedida, Enrique y Meghan, que este lunes destacaba con un conjunto verde con capa y sombrero, han participado los últimos días en otros actos en el Reino Unido, entre ellos un festival militar en el Royal Albert Hall y una visita no anunciada de ella a una escuela pública del este de Londres.
La pareja, que en enero anunció su intención de alejarse de la monarquía para dedicarse a trabajos en el sector privado y con fines benéficos, cesará oficialmente de sus actividades representativas el 31 de marzo, cuando dejarán de ser Sus Altezas Reales y recibir dinero del Estado.
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