Cajetín saboteado en el centro de la capital navarra. | Redacción Digital

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Estos cajetines son cada vez más frecuentes en muchas de las fachadas de las principales capitales de provincia y zonas turísticas, donde los visitantes acuden en mayor medida. Sirven para cobijar en su interior la llave de entrada de la que será su morada, previo pago, por unos días. La iniciativa tomada para dificultar el acceso a viviendas dedicadas al alquiler turístico en pleno centro histórico de Pamplona ha causado revuelo en las últimas horas, después de que la noticia saltara a la prensa regional, y de ahí a la nacional generalista.

Cuando los turistas se disponían a introducir la clave acordada con el propietario, se percataban de que el cajetín había sido manipulado y saboteado. En ocasiones han encontrado pegamento, pero también silicona, algo que inutiliza estos dispositivos y que depara al ávido huésped una negativa experiencia como cliente. Estos hechos, claro está, ya han suscitado una reacción.

Ha sido por parte de la Asociación de Apartamentos Turísticos de Navarra, cuyos responsables lamentan que «este sabotaje ha interrumpido gravemente el proceso de llegada de personas a la ciudad, afectado a una actividad vital para la vida turística local». «No solo causa inconvenientes significativos a los visitantes, también perjudica la imagen y el funcionamiento del sector turístico en Pamplona».

Es por ello que el colectivo se muestra decidido a interponer una denuncia solicitando una «investigación exhaustiva para identificar y sancionar a los responsables de estos actos vandálicos». En las últimas horas, esta situación ha suscitado un intenso debate en las redes sociales. Mientras algunos usuarios han señalado la acción para condenarla, otros consideran que «los especuladores llevan toda la vida boicoteando los pisos para expulsar a las personas de sus viviendas», o «no es turismofobia, es 'vecinofilia'». El consultor de Activismo Digital Rafa Pacheco añade: «El que alquila su propia casa cuando viaja no pone candados en la calle. Los ponen los fondos buitre que sacan los pisos del mercado para forrarse con los turistas, la mayoría de veces sin licencia. No seré yo el que se apene de que los vandalicen».