Para 2024 ha aumentado la previsión de inflación 1,7 puntos, al 3,6 %, y ha reducido dos décimas la de crecimiento, al 2,7 %, ya que la entidad prevé que la prolongación de las medidas del Gobierno de apoyo a hogares y empresas contribuirán a sostener la actividad y a contener los precios en 2023, a expensas de que su retirada provoque el efecto contrario en 2024. Con estas previsiones, el Banco de España proyecta que el nivel de PIB previo a la pandemia no se alcanzará hasta finales de 2023 o comienzos de 2024.
La presión de la inflación será en buena medida la responsable de la debilidad de la economía el próximo ejercicio, si bien se espera que los precios de consumo se moderen en 2023 por el abaratamiento de las materias primas energéticas y por el efecto de comparar con los altos niveles registrados en 2022, en especial desde marzo. El Banco de España señala que la moderación de los precios de los alimentos y de la inflación subyacente (sin energía ni alimentos frescos) tardará algo más en llegar, dado que aún no se ha completado plenamente la transmisión de los aumentos de costes recientes a todos los bienes y servicios.
De acuerdo con las proyecciones de la entidad, el crecimiento de 2023 se apoyará en la demanda nacional (consumo e inversión), cuya aportación eleva a 1,4 puntos porcentuales, mientras que la demanda externa (exportaciones e importaciones) restará 0,1 puntos. El incremento de la demanda nacional se basa en el mayor crecimiento esperado para el consumo privado (1,9 %), a pesar de que la bolsa de ahorro acumulada en pandemia por los hogares de rentas más altas no supondrá un impulso significativo al gasto de las familias. La creación de empleo (medido en horas trabajadas) se ralentizará al 0,5 % desde el 4,1 % de 2022, aunque la tasa de paro solo aumentará una décima, al 12,9 %, con la previsión de que baje al 12 % para 2025. El déficit público apenas se reducirá una décima en 2023, al 4,1 % del PIB, mientras que el nivel de deuda se corregirá dos puntos y medio, al 110,6 % del PIB.
El Banco de España calcula que la economía ha avanzado un 0,1 % en el cuarto trimestre, en línea con el 0,2 % registrado en el tercer trimestre, soportada por el continuado buen comportamiento del mercado laboral y por el impulso fiscal desplegado en los últimos meses. Sin embargo, se trata de un «modesto avance» que se explica por la debilidad del consumo de los hogares, que han perdido poder de compra por el acusado repunte de los precios y de los tipos de interés.
La entidad señala que la facturación de las empresas se habría mantenido prácticamente estable, aunque «con una notable heterogeneidad sectorial», mientras que los indicadores de confianza han mejorado. Destaca también el descenso sustancial de la inflación desde el verano, sin que se hayan observado efectos de segunda ronda, dado que los salarios siguen «relativamente» contenidos, mientras que los márgenes empresariales se mantienen estables, aunque con «una notable heterogeneidad entre sectores y empresas».
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