Antes, recién llegado de una reunión previa con su Comité Ejecutivo, quiso empezar «por el principio», por reconocer «lo que le debe» a Galicia. Y ha resumido que a Galicia, que «le transformó» en quien es hoy, le debe «todo», desde su vida personal, a la familiar y a la política. «Todo lo que soy, lo soy gracias a Galicia», ha dicho, para insistir en que, como presidente de la Xunta, sus «ambiciones» están «colmadas». Feijóo se ha reivindicado como el sucesor en Galicia de Manuel Fraga, «presidente fundador, padre de la Constitución» y un autonomista. También ha rememorado la coyuntura en la que recogió un partido en riesgo de dividirse hace 16 años, antes de pasar al capítulo de logros: «unir» en torno a su «liderazgo» el partido y recuperar la Xunta.
Y se ha emocionado, hasta quebrársele la voz, al proclamar que ha gestionado el apoyo recibido tanto en el partido como en las urnas, donde ha cosechado cuatro mayorías absolutas consecutivas, «lo mejor» que ha «sabido», dando «lo mejor de sí mismo», escuchando y «buscando inspiración» entre los suyos, a quienes ha pedido «autorización» para optar a liderar el PP. «Me siento preparado», ha dicho. Feijóo había defendido que «siempre que pudo» elegir apostó por Galicia, pero tras avanzar en esta misma jornada que su intención es compaginar la Presidencia de la Xunta con liderar el PP al menos durante un periodo breve de transición, ha sugerido que ahora solo tenía una opción. «En 2018 dije que fallar a Galicia sería fallarme a mí mismo; hoy siento que fallar al PP es tanto como fallar a Galicia y a España», ha esgrimido.
«NO ESTOY EN POLÍTICA PARA DESENTENDEMRE»
Feijóo ha aludido a la pandemia, una referencia que ha aprovechado para cargar contra el Gobierno de España, y ha remarcado la idea de que el PP, aunque ahora «no está en su mejor momento», ha sido en otras etapas de «tiempos convulsos» el elegido por los ciudadanos para solventar la situación. «Y humildemente, dejamos más esperanza y futuro que cuando llegamos», ha aseverado. «A Galicia no le es indiferente lo que sucede en nuestra nación», ha continuado, antes de recordar el «papel decisivo» que jugó el PP «en la idea» de Manuel Fraga de «agrupar el centro derecha en toda España». No ha verbalizado expresamente que su reto último sea la reunificación del centro derecha (en un contexto de fragmentación, con Vox al alza), aunque en su entorno está fuera de toda duda.
Pero sí ha dicho que esa «idea de Fraga» también «tiene que ver» con él, aunque suponga dejar una situación cómoda como la que tiene en Galicia, donde gobierna con amplia mayoría absoluta. «No estoy en política para desentenderme, acomodarme o buscar lo que más me pueda interesar egoístamente», ha alegado, antes de recordar una vez más cómo volvió a Galicia tras la crisis del Prestige y sus logros políticos. Ha admitido que tuvo «dudas», pero enseguida ha pasado a defender que él no lleva toda su trayectoria en Galicia enfrentándose «a las situaciones más difíciles» --ha citado la crisis económica o la propia gestión de la pandemia-- para ahora dar el paso «más sencillo». «Me siento en la obligación institucional y formal de ponerme a disposición de mi partido y de mi país para garantizar el Gobierno sólido, fiable y solvente que necesita España», ha esgrimido. La afirmación le ha valido un fuerte aplauso de los suyos, al tiempo que el grito de una mujer reforzaba la emoción: «¡Presidente, España te necesita!». Mientras, él enumeraba los problemas que, a su modo de ver, vive España en manos de un «multipartito socialista-comunista-nacionalista» que «está debilitando la gobernabilidad y la imagen interna» de un país que ve «en situación límite».
LA «UNIDAD» CLAVE PARA EL OBJETIVO ELECTORAL
Igual que ha dejado fuera de dudas que su objetivo último es presidir España, Feijóo tampoco ha ocultado que no cree en la «política de revanchismo, trincheras y odio» que ve en el panorama estatal. Y ha lanzado un mensaje interno: con independencia de que pueda tener rivales, solo si el partido «sale recuperado» y unido podrá tener opciones electorales. «Esto no va de vencernos a nosotros (...) Haremos lo que debemos: remontaremos y seremos el PP que España necesita, en el que España confió y por el que está esperando», ha augurado, antes de insistir en que el partido debe hacer «lo que debe» en el tiempo preciso. Y en este punto, ha manifestado que él no está dispuesto a renunciar al legado de ningún antecesor: a Fraga lo había reconocido previamente, pero ha citado a Mariano Rajoy, a José María Aznar y a Pablo Casado.
Sobre este último, ha dicho que, aunque «nadie acierta siempre», en su mandato ha habido «aciertos decisivos» para la victoria por la que ahora toca trabajar «unidos» y contar «con los que están, los que estuvieron y los que volverán». Y no ha ocultado que el partido debe ser capaz de «aglutinar a los millones de españoles que quieren otro Gobierno». Él trabajará para volver a sumar los «diez millones de votos» de las mejores épocas del PP y, para tal reto, cuenta «con todos los presidentes nacionales, autonómicos, provinciales y locales», con todos los que quieran «trabajar unidos». Pero también se ha comprometido a que todos ellos podrán contar con él.
«TENGO MI MODO DE SER, DE HACER Y DE PENSAR»
Eso sí, antes de abandonar el Multiusos do Sar de Santiago, donde «confluyen los Caminos», también se ha definido en clave política y orgánica. Tiene, ha dicho, su «modo de ser», políticamente no cree «en ministerios de relleno» ni en el «tuit de cada día» o «laboratorios políticos». «No soy un recién llegado ni una incógnita. Tengo mi modo de ser, de hacer y de pensar. Tengo una trayectoria, con mis errores y mis medios aciertos. Y es lo que le ofrezco a este partido: todo lo que he hecho, todo lo que puedo hacer y todo lo que soy», ha subrayado, para, «dicho esto», dar por zanjado su discurso. «España nos está esperando porque nos necesita y en mí tiene a un servidor público», ha remarcado, antes de concluir que, «ocurra lo que ocurra» en Sevilla en abril, él lo continuará siendo. De hecho, ha garantizado que «en diez minutos» estaría preparando la reunión de su Ejecutivo que se celebra este jueves en Ourense.
14 comentarios
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De momento es mas de lo mismo... vemos a Feijoo, Pons, quienes serán los demás del fondo que pasan a primera fila.? en la banda organizada son expertos en sacar a personajes de la chistera que ya estuvieron en el partido y en plena corrupción... es su sello de garantía.
Si no se une con Vox no hará nunca nada, sus votantes quieren un trato mas respetado con Vox, cada vez que desprecia a los votantes de Vox pierden miles de votos, se tiene que mentalizar que sin Vox no hace nada, el PP lleva el mismo camino que Ciudadanos, por despreciar a vox se ve como se ve, en la ruina. Vox hoy en dio es el único partido español y fiable que solo pretende sacar a España de la ruina que la ha llevado los comunistas y socialistas actuales.
Vamos a ver cómo acaba, el país necesita un partido conservador moderno y europeo y no un partido Trumpista anclado en el insulto y corrupto.Espero que por el bien de todos sea un partido de oposición inteligente.
AntiangelIgual que tampoco sorprendió a cierta gentuza tener de vicepresidente del gobierno a un sujeto financiado por el narcotráfico del cártel de los soles y por los sátrapas de Irán, y que además se declara hoy abiertamente admirador del tirano invasor y genocida Putin, el exasesino a sueldo del KGB soviético. Nada de todo ello "irregular".
Si este sale Presidente, vais a empezar a saltar vallas. Acordaros de este comentario.
Si no depura responsabilidades en el caso del nepotismo y/o corrupción de la Comunidad de Madrid, es más de lo mismo.
Ayuso se ha merendado al coletas, al inútil de casado ( mira que el actual presidente mentiroso se lo puso fácil) , gestión ejemplar en la pandemia y encima mujer . Q más se puede pedir? en cambio Feijóo lo único q ha hecho es posar con un narco..
Algo no me cuadra; los medios del Grupo Prisa afín al PSOE y a Podemos como son la Cadena Ser y el País encantados con Alberto Núñez Feijóo. Para ponerse a temblar.
Tiene hermano? Son muchos de familia?
Cuando estaba en CORREOS de presidente no nos gustaba nada.