Un trabajador fumigando.

TW
0

Mosquitos, garrapatas o la mosca negra son algunas de las especies que mayor ventaja están sacando del verano en España, cuando las altas temperaturas como consecuencia del cambio climático favorecen un aumento de sus poblaciones, convirtiéndolas en plagas dañinas para el ser humano.

Así lo ha afirmado a EFE la experta en control de plagas y exdirectora general de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) -dejó esta semana su cargo-, Milagros Fernández, quien ha explicado que el incremento de las temperaturas asociado al estío «acelera el ciclo biológico de estas especies», favoreciendo el crecimiento de sus comunidades.

De hecho, desde ANECPLA prevén que la ola de calor que ha atravesado el país estos días provoque «un aumento desmedido» en el volumen de población de mosca negra, un animal que habita en las riberas de los ríos y del que se ha registrado un aumento de ataques a humanos en los últimos años, advierten.

Si bien Fernández recuerda que «no transmite enfermedades», precisa que su mordedura «es un poco espectacular porque desgarra la piel», y puede dar lugar a infecciones y reacciones alérgicas que en algunos casos pueden requerir hospitalización.

Además de la multiplicación de esta y otras especies, también apunta al buen tiempo como uno de los factores clave para que se aproximen a la gente en verano, puesto que el aumento de la actividad al aire libre propicia que se generen mayores cantidades de residuos, atrayendo a estos visitantes indeseados.

Otro animal que ha proliferado este año es la garrapata, cuyo número no deja de crecer en España y en Europa.

Su principal peligro es que puede actuar como vector de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, que Fernández avisa que no se detectó en España hasta 2013, y desde entonces ha infectado a nueve personas, de las cuales tres fallecieron.

«La garrapata es una de las especies más peligrosas para el ser humano», alerta, aunque explica que para que una garrapata pueda infectar, antes debe haber picado a un animal con la enfermedad, lo que resulta complicado en España, «porque afortunadamente la fiebre hemorrágica Crimea-Congo no está extendida», más allá de algunos animales silvestres «en zonas de Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid».

También una amenaza suponen los mosquitos, entre los que destaca el del género 'Culex perexiguus', vector del virus del Nilo Occidental que en 2020 provocó en España 77 casos -40 confirmados y 37 probables- de meningoencefalitis, según el Centro Nacional de Epidemiología (CNE).

El aumento de las temperaturas se encuentra entre las principales causas de este ascenso de los casos, según indica a EFE el coordinador para Doñana de WWF, Juanjo Carmona, quien informa de que años atrás el virus también llegaba a España pero no resistía porque «no encontraba las condiciones para reproducirse».

Tanto él como Fernández consideran clave para paliar este alza de casos una correcta «vigilancia epidemiológica», que permita conocer cuándo un animal presenta una determinada enfermedad, elevar el nivel de alerta y actuar para controlar los contagios.
Por su parte, el responsable de cambio climático de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz, indica que no todas las especies de insectos se ven beneficiadas por el auge de las temperaturas, y señala que hay otras que sufren «ciertos problemas» derivados del desacompasamiento en los ciclos de floración de las plantas de las que se alimentan.

Aunque no por ello duda que «están llegando y quedándose en la Península» otros animales que antes eran menos habituales, «porque cuando llegaba el invierno morían sus poblaciones y ahora sobreviven», ante lo que cabe esperar «un incremento de este tipo de plagas», concluye.