Imagen de los iconos de Facebook e Instagram en un teléfono móvil. | Efe

TW
0

Los padres están creando una biografía digital de sus hijos cuando los exponen en redes sociales, una exhibición que, según expertos en privacidad, será fuente de conflicto cuando esos menores crezcan y exijan la retirada de los contenidos que les atañen.

La explosión de las redes sociales es un fenómeno relativamente reciente y por el momento no se han producido en España enfrentamientos judiciales entre padres e hijos por el tratamiento que aquellos han hecho de la información de los menores en internet, pero los expertos en privacidad Samuel Parra y Alonso Hurtado prevén que es cuestión de tiempo que esto suceda.

Es una verdad universalmente aceptada que el hijo propio es el más guapo y ocurrente de cuantos pisan el planeta. Y en la era de la exposición en internet, el progenitor quiere compartir con el mundo la alegría de ser responsable de tamaña criatura.

Una opción respetable, pero que no siempre va precedida de una decisión informada de las consecuencias: la más evidente es que se va conformando una identidad digital del menor, un rastro vital en la red edificado desde el prisma de un tercero, en este caso, sus padres.

«Esa información o imágenes que se publican van alimentando una biografía digital que, en ocasiones o con el paso del tiempo, puede adquirir más peso que la real. Los ciudadanos deben ser conscientes de que la información que publican hoy -de ellos mismos o de sus hijos- puede revelar detalles importantes sobre sus gustos, preferencias o hábitos», destacan desde la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).

Ya no es que se enseñen monerías o patochadas que puedan avergonzar al menor cuando crezca -que también: son muy numerosos los vídeos de pequeños que terminan convirtiéndose en virales-, es que se están ofreciendo datos de su personalidad e imágenes que dejan un rastro con el que el sujeto puede no estar cómodo.

En España, los progenitores o tutores legales de los niños son los responsables del tratamiento de sus datos personales hasta los 14 años. Una vez cumplida esa edad, el adolescente asume la potestad sobre su información pasada, presente y futura.

«En teoría, debemos hacer lo que se supone que es mejor para los menores, ahora bien, el día que estos niños sean mayores lógicamente podrán decidir que desean mandar al garete toda su identidad digital», indica Hurtado, abogado del bufete Écija.

Desde la AEPD recuerdan que los menores son un «colectivo altamente vulnerable» y que los padres tienen la responsabilidad de proteger su derecho a la protección de los datos, por lo que les conmina a publicar información en internet con «sentido común».

«Las fotos que se publican en una red social pueden difundirse más allá de lo que se había previsto, ya sea porque no se ha configurado el perfil de forma adecuada o porque al tratarse de información digital es fácilmente copiable y reproducible», enfatizan.

«Considero absolutamente innecesario tener que estar exponiendo la vida del menor constantemente. Prácticamente desde que nace, incluso antes de nacer», añade Parra, responsable de la firma ePrivacidad.

El experto subraya que no se sabe adónde puede llegar esa información -"hay gente malintencionada que puede cogerla o modificarla» y los servicios de internet pueden integrarse en nuevas plataformas en el futuro- ni tampoco la repercusión que le pueda ocasionar al menor el día de mañana.

En el caso de que el adolescente decida, una vez cumplidos los 14 años, que quiere retirar información publicada por sus padres y que atañe a su persona, puede seguir varios pasos.

El primero, coinciden la AEPD y Parra, es solicitar al progenitor que elimine ese contenido de internet. El segundo, recurrir a la red social: Facebook, Twitter, Youtube o Instagram tienen herramientas para solicitar la retirada de contenidos.

Si esas compañías no atienden el requerimiento, entonces el afectado podrá dirigirse a la Agencia Española de Protección de Datos para que tutele su derecho de cancelación. Si por esta vía tampoco lo consigue, entonces podrá acudir a los tribunales.

«Los conflictos que hayan podido surgir seguro que se han quedado en casa, pero con el paso del tiempo, que habrá millones de menores ya adultos, a lo mejor sí surgen conflictos judiciales. De momento no hay nada. (...) Estoy seguro de que se va a producir, pero todavía es pronto para eso», afirma el experto de ePrivacidad.