El músico Jordi Savall ha renunciado al Premio Nacional de Música por estimar que procede de un gobierno responsable del «desinterés y la incompetencia» en la defensa del arte, que mantiene en el olvido el patrimonio musical hispánico y que «menosprecia» a los músicos que se dedican a mantenerlo vivo.
En un comunicado, Savall agradece el reconocimiento que supone la concesión del Premio, pero señala que renuncia al mismo «con profunda tristeza» y «esperando que este sacrificio sea comprendido como un acto revulsivo en defensa de la dignidad de los artistas y pueda, quizás, servir de reflexión para imaginar y construir un futuro más esperanzador para nuestros jóvenes».
El Ministerio de Cultura anunció este miércoles la concesión del Premio Nacional de Música 2014, en la modalidad de Interpretación, a Jordi Savall, violagambista, director y musicólogo experto en música antigua, por su «infatigable labor en la recuperación y difusión del patrimonio musical español», un galardón dotado con 30.000 euros.
Savall señala en su comunicado que «agradece profundamente» al jurado del Premio Nacional y al Ministerio de Cultura su reconocimiento a «más de cuarenta años dedicados a la recuperación y difusión de la música como fuerza y lenguaje de civilización y de convivencia».
Pese a ello, Savall anuncia que no acepta esta distinción para «no traicionar sus principios y convicciones más profundas», al ser un premio que «procede de la principal institución del Estado español responsable del dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y promoción del arte y de sus creadores».
En este sentido, añade que «considera insuficientes los esfuerzos y las inversiones que desde el Gobierno del Estado se dedican al mundo de las Artes y la Cultura en general y, en particular, por mantener en el olvido una parte esencial de nuestra Cultura: el patrimonio musical hispánico milenario».
Además, Savall dice deplorar «la política de menosprecio del Gobierno español hacia la inmensa mayoría de músicos que, con grandes sacrificios, dedican sus vidas a mantenerlo vivo, ya que sin ellos todas las músicas medievales, renacentista y barrocas no existirían».
«La ignorancia y la amnesia son el fin de toda civilización, ya que sin educación no hay arte y sin memoria no hay justicia», afirma el musicólogo catalán.
«No podemos permitir que la ignorancia y la falta de conciencia del valor de la cultura de los responsables de las más altas instancias del Gobierno de España erosionen impunemente el arduo trabajo de tantos músicos, actores, bailarines, cineastas, escritores y artistas plásticos».
A su juicio, son estos profesionales los que «detentan el verdadero estandarte de la Cultura y no merecen, sin duda alguna, el trato que padecen, pues son los verdaderos protagonistas de la identidad cultural de este país».
«Por todo ello, y con profunda tristeza, reitero mi renuncia al Premio Nacional de Música», explica Savall, quien cree, «como decía Dostoyevski, que la Belleza salvará al mudo, pero para ello es necesario poder vivir con dignidad y darle el valor que se merece a la Educación y a la Cultura», concluye en su comunicado.
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